Todos hemos escuchado el término finanzas públicas, que si las finanzas públicas están mal, que si hay un déficit en las finanzas públicas, que si se deben cuidar las finanzas públicas, pero en realidad nunca nadie nos ha dicho qué son las finanzas públicas, pues bien, para que a todos nos quede claro, el término hace referencia a la forma en que el Gobierno Federal instrumenta el gasto público en una economía, es decir, cómo y en qué utiliza el dinero.
Desde el inicio de la “4T” hemos escuchado una serie de
ocurrencias que, en realidad, en lo personal, me ha llevado a decir y afirmar
que y no hay ni habrá dinero suficiente para realizar todas las promesas
planteadas desde el despacho principal de Palacio Nacional.
Todas esas acciones, programas o como quiera usted llamarle, requieren del ejercicio de una gran cantidad de recursos que en realidad no existen, para ejemplo claro los anuncios más recientes que ha hecho el Gobierno Federal: dar recursos a Pemex para financiar la refinería en dos bocas algo así como 6,000 millones de dólares, repartidos en tres años de acuerdo al plan de negocios que se presentó; una inyección de cerca de 485,000 millones de pesos para fortalecer la economía según informó la Secretaría de Hacienda y finalmente un programa de apoyo a Centroamérica anunciado por la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el cual, México se está comprometiendo a ejercer poco más de 30,000 millones de dólares (sí, leyó bien, dólares) en los próximos cinco años y sólo por citar algunos.
Esta magnanimidad de gasto coincidió con que esta semana, el INEGI dio a conocer la situación de ciertas variables relevantes para la economía mexicana, por ejemplo el programa de la industria manufacturera, el cual presentó cierto avance respecto al periodo anterior, pero nada del otro mundo, un avance marginal como diríamos los economistas; el indicador trimestral de la actividad económica de cada uno de los estados del país, en donde 13 de los 32 estados presentaron una variación negativa con respecto al trimestre anterior y el resto un crecimiento mediocre que ronda entre el 1% y 2%, la situación del PIB al cierre del segundo trimestre del año, el cuál en comparación con el trimestre anterior tuvo un crecimiento de tan solo 0.1% (muy lejos del famoso 4% prometido), la balanza comercial que a junio de 2019 indica un superávit de 2,561 millones de dólares, la encuesta nacional de ingresos y gastos, y; a pesar de que el Presidente tenga otros datos y diga que vamos requete bien realmente esto no es así.
Por más que traten de hacer ver muy bonito el show cómico-mágico-musical en el cual nuestro país se encuentra, no deja de ser una obra de teatro mal puesta y déjeme explicar por qué razón considero esto, además de los datos que ya mencionados, se debe entender que, en el sentido más básico y más puro de las finanzas públicas todo gobierno tiene dos opciones para hacerse llegar de recursos, por un lado los impuestos y por el otro la emisión de deuda, esta situación pone en graves aprietos al gobierno de López Obrador sobre todo considerando que él desde su campaña dijo de forma muy tajante que no habría aumento de impuestos y tampoco habría aumento de la deuda pública, por lo cual le preguntó ¿De dónde piensan sacar el dinero? acaso ¿Tienen una bolsa mágica de dónde poder obtener esta cantidad de recursos?, yo lo dudo sinceramente.
Y como esa bolsa no existe, en realidad solamente queda la opción de contraer más deuda o aumentar los impuestos; en su momento el ex secretario de Hacienda, el Dr. Urzúa, mencionó la necesidad del aumento de los impuestos, por supuesto el Presidente rechazó categóricamente esta situación y salió a decir que de acuerdo a sus datos, bastaba con la austeridad de la 4T para obtener los recursos necesarios, sin embargo, no es posible obtener todos los recursos con tan solo cerrar la llave en algunas dependencias, situación que ni siquiera saben hacer bien, por ejemplo, ese famoso “ahorro” de 174,000 millones de pesos anunciado por el maestro Herrera, debería preocuparnos, porque señaló que es en el gasto programable, es decir, aquel que usa el gobierno para proveer bienes y servicios a la población destacando rubros como Salud, Educación y Comunicaciones y Transportes, un gobierno no debe ahorrar, no es su función y si hay subejercicio, peor aún, no están haciendo las cosas bien.
Por otro lado se pensó que con correr a una gran cantidad de funcionarios (muchos de los cuales poseen grandes conocimientos pero que al no ser de la camarilla, debieron dejar sus puestos de trabajo para darle paso a unos improvisados que han demostrado más de una vez que no tienen ni idea de la cuestión económica o de cómo funciona la Administración Pública) generaría recursos, bienvenido a la curda realidad, tampoco ha funcionado, entonces para nuestra desgracia, seguramente no tardará mucho en que veamos un cambio en el discurso, tratando de dorar la píldora en el momento en el que se decida o aumentar los impuestos o contratar más deuda.
Mientras se continúe improvisando desde Palacio Nacional, no hay manera de evitar ya sea en el corto o mediano plazo, un grave desequilibrio de las finanzas públicas, llevando la economía mexicana a una situación de crisis de magnitudes aún desconocidas por falta de una estrategia clara y responsable, mientras esto continúe así y citando a cierto político tabasqueño, me canso ganso que no hay ni habrá dinero suficiente.