Por Eduardo López Chávez
Toca el turno en esta tercera parte, a la denominada política social de la transformación de cuarta, que como todo el mundo lo sabe se maneja de forma muy discrecional y al contentillo del morador de palacio nacional y es que, este rubro del Plan Nacional de Desarrollo (PND), es la cuchara grande que la actual administración está utilizando para garantizarle a MORENA, tener los votos necesarios para alcanzar lo que saben perfectamente al interior de ese partido, sería imposible sin esos apoyos y sin la mano del hijo predilecto de Macuspana.
En este punto, quiero resaltar algo que ya he dicho en repetidas ocasiones, MORENA sin el apoyo del tabasqueño, no es mas que una sátira mal hecha de lo que alguna vez fue el PRI y posteriormente fue el PRD, a fin de cuentas, los que militaban allá, ahora están metidos ahí.
De acuerdo con lo dispuesto en el PND, la política social comprende los siguientes rubros: construir un país con bienestar, desarrollo sostenible, programas como: Bienestar de las Personas Adultas Mayores, Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad, Becas para el Bienestar Benito Juárez, Jóvenes Construyendo el Futuro, Jóvenes Escribiendo el Futuro, Sembrando Vida, Programa Nacional de Reconstrucción, Desarrollo Urbano y Vivienda, y Tandas para el Bienestar; así mismo, este apartado de política social incluye el derecho a la educación, la salud para toda la población, el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar y la cultura para la paz, para el bienestar y para todos.
Como se podrá dar cuenta mi estimado lector, este apartado esta concentrado específicamente en las acciones que el gobierno pretende realizar en términos de apoyo social, teniendo como principales destinatarios aquellos grupos de personas con una situación precaria, es decir, quienes tienen menos recursos, situación que está bien, creo que nadie podría estar en contra de que se apoye a los que menos tienen, ya que no se podría concebir que una persona diga que está mal ayudar a quienes tienes menos; sin embargo, debemos tener en consideración que una cosa es ayudarlos mediante mecanismos que les permitan salir del estado en el que se encuentran, y otra muy distinta es, entregar dádivas (recursos económicos sin sustento), buscando obtener su incondicional aprobación y posible voto, en otras palabras, una cosa es diseñar una política social encaminada a la creación o potencialización de la productividad de esos sectores de la población y otra muy distinta es crear clientelismos electorales.
Seguramente habrá quienes, hasta este punto, me refuten la idea bajo el eterno argumento de “los de antes también hacían lo mismo” “entonces ¿lo que existía antes era perfecto no?”, de ninguna forma, no podría atreverme a decir que, lo que existía antes era mejor o peor, lo que sí puedo decir es que todo es perfectible, por ejemplo: ¿dónde quedaron los programas sociales de apoyo a las mujeres y comunidades campesinas emprendedoras que buscaban establecer negocios productivos?, nadie lo sabe. Simplemente los borraron del mapa, como también sucedió con el seguro popular o la cruzada nacional contra el hambre; programas que si bien estaban sujetos a tener actos de corrupción, daban apoyo a una gran cantidad de personas, ¿por qué en lugar de eliminarlos no se pulieron simplemente?, la respuesta es muy sencilla, eran neoliberales y corruptos, lo que sea que signifique eso, ¡ah! pero eso si, dar dinero de forma discrecional a ciertos grupos de personas no es corrupción.
La política social que plantearon brilla por su obscuridad, el dinero fluye a manos llenas en pro de los deseos y órdenes del morador de palacio, siempre en el mismo sentido, dádivas a quienes pueden darle votos, mientras tanto, áreas como educación, salud o cultura, agonizan lentamente. Esperemos que algo quede para volver a comenzar cuando esta obra de cuarta acabe.
