¿Ustedes creen que la música salva vidas? Muchos dirían que no, debido a la maldición del Club de los 27, ese maleficio esotérico que ha coartado la vida de grandes músicos a la edad de 27 años debido a los abusos de drogas y alcohol… pero, aún con esto, la música no ha sido la causante, ha sido el estilo de vida alrededor de ella.
La música, para un melómano, lo es todo. Es pasión. Es el aire que llena los pulmones. Es el alimento del alma. Es la dosis vitamínica que impulsa cada mañana. Existen veces que este encuentro sucede en la más tierna infancia o en la intermitente adolescencia, pero ya sea que se encuentre el éxito en la niñez como lo hizo Mozart, o ya entrada la mediana edad como Thelonius Monk, la música es el motor que hace girar el mundo.
Sería increíble la posibilidad de tener una probadita de cómo ciertos músicos interpretan al mundo. ¿Se imagina la posibilidad de escuchar un disco de Edith Piaf con el oído de Beck?, ¿o ser Jay-Z y asistir a un concierto de Radiohead? Como esto es prácticamente imposible, lo único que nos acerca a esa nimia sensación es leer alguna autobiografía de uno de estos personajes.
Y, para empezar, creo que es una delicia darse el tiempo de leer el libro que escribió Mark Oliver Everett sobre su vida titulado Cosas que los nietos deberían de saber. Lo curioso es que este músico multiinstrumentista no tiene nietos… ni hijos… pero ha vivido lo suficiente para enfrentarse al síndrome de la página en blanco y narrar su vida.
Como cualquier persona, Mr. E, miembro fundador de Eels, ha tenido situaciones agridulces. A veces más amargas que el resto de la gente, pero él las surfeó gracias al virus musical que lo contagió cuando era un niño. Pudo haber sido introvertido, pudo haber tenido una familia disfuncional, y pudo haber estado cerca de la muerte muchas veces, pero lo más importante, es que vive, a pesar de todo, y también gracias a todo.
Este libro permite entender sus canciones y adentrarse en su cerebro para comprender qué le hace sentir la música. Pero, lo mejor de todo, es cómo cuenta sus más grandes tristezas con un sentido del humor encantador y cómo sus momentos felices los muestra con una nostalgia que conmueve a cualquier lector que ni siquiera sabía que el autor era un músico que fue censurado por Bush Jr. por la irreverencia de sus canciones.
¿Ustedes creen que la música salva vidas? Si leen este libro se darán cuenta que lo hizo con él, y seguramente con muchos de nosotros en los momentos más oscuros de la existencia, cuando las tribulaciones eran muy grandes para ser vencidas y la soledad aislaba la esperanza. Tal vez bastó una canción o un disco entero en loop infinito para darnos cuenta que hay gente que ha estado en nuestros zapatos; y esa empatía indirecta fue la causante de dar el coraje suficiente para salir adelante.