En los pasados días, el parlamento polaco aprobó una iniciativa de ley cuyo fin último es limitar la prensa. Se trata de un movimiento intrépido por parte del gobierno en turno, sobre todo por los valores y normas liberales que se busca que proliferen en la Unión Europea (UE). ¿Qué análisis y comparación se puede ofrecer de esta situación? ¿Cuál es el impacto que tiene este movimiento en el conglomerado europeo?
La historia de Polonia es muy interesante, sobre todo en tiempos recientes. Formó parte de la esfera de influencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Se encontró bajo el yugo soviético por décadas hasta que en 1991, tras el colapso de la Unión Soviética, consiguió su plena libertad.
Las decisiones de los gobiernos polacos en los años siguientes fueron cruciales y apremiantes para determinar el destino de este país de Europa del Este. En 2004, 11 años después de la formación de la UE con la firma del Tratado de Maastricht, Polonia se integró al entonces conjunto europeo de 18 naciones (hoy 27 tras la salida del Reino Unido).
Si bien la incorporación de Polonia a la UE no le garantizó integrarse a la eurozona, sí le permitió disfrutar del apoyo sustancial de las varias instituciones de la Unión, pero también apegarse a las responsabilidades, comportamientos, normas, ideas, valores, entendimientos y procedimientos emanados de ella. En este contexto, entre los pilares fundamentales del conglomerado europeo se encuentran la protección a los derechos humanos, el correcto ejercicio y proliferación de la democracia, y garantizar libertades a su población.
Aquí se inserta la discusión en torno a la iniciativa aprobada por el parlamento polaco. La nueva ley prohíbe que agencias de noticias fuera del Espacio Económico Europeo puedan poseer propiedad mayoritaria de cualquier canal de televisión. Por ende, TVN, la emisora independiente más grande del país y muy a menudo crítica del gobierno, no podría operar, ya que labora con dirección y capital en su mayoría estadounidense.
Este movimiento del gobierno del Partido Ley y Justicia se ha asociado con su estrategia de limitar la libertad de prensa. Esta medida, así como desprestigiar el periodismo y los medios de comunicación, es una acción recurrente y común en los gobiernos populistas sin importar que sean de derecha o izquierda. El populismo aborrece las instituciones y en vez de que el gobierno que lo practica acepte sus errores, éste encara a cualquier entidad, individuo o colectivo que se atreva a criticarlo. Ejemplos de líderes que han replicado tal situación hay muchos, todos recordamos a Donald Trump, pero actualmente identificamos a Viktor Orbán, Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrador.
Una situación de mayor gravedad sucede en Bielorrusia y aunque no forma parte de la UE, ésta ha presionado mucho para cambiar el comportamiento represivo y autoritario del gobierno de Aleksander Lukashenko. No obstante, Polonia sí es parte del conglomerado europeo de naciones, por lo que la nueva ley es condenable bajo los estándares del entorno institucional y podría generar tensiones con el resto de los Estados miembro. A pesar de que exista cierta autonomía para desarrollar políticas domésticas, podría ser cuestión de tiempo para que las presiones de la UE hacia Polonia la empujen a revocar la nueva ley.