“Quien no conoce su historia está destinado a repetirla”. Este refrán se escucha frecuentemente en conversaciones relacionadas con política, mas, en este caso, también se aplica a la historia de la humanidad. Si algo hemos aprendido de largos años de estudiar la historia del mundo y de nuestro país es que lo único cierto en ellas es la incertidumbre. Por contradictorio que esto parezca, la incertidumbre es la única realidad constante desde hace miles de millones de años. Ahora bien, si eso lo tenemos claro, ¿Por qué al día de hoy 73%[1] de los mexicanos no cuenta con algún tipo de seguro para quitarle un poco de incertidumbre a su propia historia?
Actualmente esta incertidumbre es aún mayor, pues lo cotidiano tiene un dejo de pandemia. En el pasado, los costos de una enfermedad grave como el cáncer ascendían a dos millones de pesos (MXN$2,000,000.00). Hoy, la enfermedad de COVID-19, en su estado más crítico, puede llegar a costar más de cuatro millones de pesos (MXN$4,000,000.00)[2]. Para complementar este escenario delicado, se añade que, en México, sólo 6.5% de los hogares está protegido contra robo o desastres naturales y únicamente, el 27% de los autos cuentan con un seguro contra robo o accidente sin tomar en cuenta que, al año, ocurren en promedio 385,000 accidentes de tránsito y 150,000 robos de automóviles en zonas urbanas.
Si bien pensamos que la inversión en cualquier tipo de seguro puede llegar a ser costosa, esta cantidad se vuelve insignificante cuando la comparamos con el costo total e inmediato de una emergencia para la cual no se tiene algún seguro o fondo de emergencia.
En la era de la tecnología y de la información los pretextos para no tener un fondo de emergencia o algún tipo de seguro pierden autoridad y validez. Instituciones como la CONDUSEF[3] proporcionan herramientas de gran valor para comparar las opciones disponibles en el mercado de todo tipo de seguro y, si es el caso, poder contratar un seguro estandarizado o micro seguro en caso de no contar con un gran presupuesto[4][5][6].
Incluso en el peor de los escenarios, aquel en el que no se pueda contratar un seguro para estos imprevistos, accidentes y emergencias, está en nuestras manos convertir nuestras desgracias en momentos de mínima angustia. Esto se logra construyendo día a día un fondo o ahorro para emergencias. Este tipo de ahorro deberá siempre estar disponible y ser usado exclusivamente para emergencias. La sabiduría de varios especialistas financieros recomienda que este ahorro sea equivalente a 3 o 6 meses de nuestros ingresos.
Empezar con un peso en tu fondo de emergencia es mejor a no tener uno y tener un micro seguro que te cubra lo mínimo en caso de accidente o desastre natural es mejor a tener que lidiar con la posibilidad de muerte y pérdidas del hogar o automóvil por falta de previsión. Si lo único cierto en la vida es la incertidumbre mitiguemos sus consecuencias previendo nuestro mañana desde hoy.
[1] https://www.youtube.com/watch?v=bLJhkLPUjLI
[2] https://www.forbes.com.mx/negocios-hospitalizacion-por-covid-19-29-millones-amis/
[3] Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros
[4] https://phpapps.condusef.gob.mx/resba/
[5] https://www.condusef.gob.mx/comparativos/comparativos.php?idc=3&im=seguros.jpg&h=1
[6] https://webappsos.condusef.gob.mx/EducaTuCartera/cuadernos-videos/cvseguros.html