22 de diciembre de 2024 4:19 pm
OPINIÓN

Coyuntura económica y algo más

Al inicio de la actual administración, bajo la arenga de luchar contra la corrupción en el sistema de salud, se decidió desaparecer el seguro popular, a la fecha, seguimos a la espera de que presenten las denuncias correspondientes por esos actos de corrupción...

AUDIO COLUMNA
Eduardo López Chávez

La triste realidad de este país es que justo cuando se tiene el poder en las manos, las promesas que se hicieron para tenerlo, se convierten en recuerdos borrosos…

Macraf

En poco más de tres años, hemos sido testigos del lanzamiento sin ton ni son, de ocurrencias que no pueden ser puestas en marcha, por carecer de un verdadero sustento, son ideas lanzadas al aire que difícilmente podrán funcionar, así mismo, el morador de palacio, promete sin dar una fecha clara y cuando la da, simplemente se desentiende de la mentira, o es que ¿ya tenemos un sistema de salud como el de Dinamarca?

Ejemplos del mal manejo del gobierno actual y también de los anteriores, hay muchos, aunque debo reconocer que algunas ideas propuestas podrían ser buenas, pero, la implementación, es el talón de Aquiles de la 4T, sobre todo porque los encargados de instrumentar esas políticas públicas, en su mayoría desconocen lo que hay que hacer y cómo hacerlo.

Al inicio de la actual administración, bajo la arenga de luchar contra la corrupción en el sistema de salud, se decidió desaparecer el seguro popular, a la fecha, seguimos a la espera de que presenten las denuncias correspondientes por esos actos de corrupción en un programa que, de acuerdo con el CONEVAL, permitió la disminución del 50% de la carencia por acceso a servicios de salud durante el periodo de 2008 a 2016. Para sustituir el programa desaparecido, fue creado el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), responsable de prestar servicios ambulatorios y de hospitalización general, pero no de especialidad, algo que sí garantizaba el Seguro Popular, curiosamente, entre 2018 y 2020, la solución planteada e instrumentada por el morador de palacio, generó un aumento del 78% de personas con carencias por acceso a servicios de salud y un incremento del 40% del gasto de las familias en el rubro.

Considerando lo anterior, podríamos caer en la falsa idea de que el seguro popular era perfecto, algo muy alejado de la realidad, ya que, toda política pública y todo programa público, puede ser perfeccionado, existían deficiencias y errores que, en lugar de ser arregladas y permitir que una gran cantidad de personas pudieran tener acceso a servicios de salud, simplemente se decidió reemplazarlo por una institución que en 2020 tuvo un presupuesto de poco más de $218,000 millones de pesos, pero reducido a poco más de $198,000 millones de pesos en 2021, colocándolo en niveles por debajo de lo asignado al seguro popular en 2018 ¿Cuál fue la razón?, en realidad no está claro, ya que al estar en plena pandemia, se supondría que el sector salud debería ser reforzado, algo que jamás sucedió, puesto que el INSABI nunca funcionó como debía ser, situación que llevó a que a principios del mes de marzo de este año, el gobierno federal decidiera desaparecerlo dando paso al programa denominado IMSS bienestar, el cual entrará en funciones a partir del primero de abril en un programa piloto en el estado de Nayarit y que pone como principal objetivo que para el año 2024, todos los hospitales de salud que se encuentren a cargo de los gobiernos estatales, se conviertan en parte de la red de hospitales IMSS bienestar.

Lo anterior me genera una duda ¿qué le hace pensar a la actual administración que una institución como el IMSS con grandes problemas como son la carga financiera por pensiones, la falta de inversión en infraestructura y la saturación de sus sistemas de atención a pacientes, va a poder hacer frente a este nuevo reto?, continúan considerando que la mejor forma de tapar un hoyo, es destapando otro, el problema es que están sacando de un boquete que ya es lo suficientemente grande, como para poner en riesgo la estabilidad de las finanzas públicas del país y aun así, han decidido que es la mejor opción. Probablemente en la concepción de la idea sea una buena estrategia, pero, a partir del primero de abril, llegaremos a la gran encrucijada de la 4T, la implementación de la idea, y será entonces, que veremos la realidad: no solo no tenemos el sistema de salud de Dinamarca, hay personas muriendo por la falta de atención y niños cuya esperanza se ve truncada por la falta de medicamentos, la ausencia de resultados ya no es una cuestión económica exclusivamente, es una cuestión de vida.

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