No hay que darle todo a las personas, pero tampoco hay que esperar que todo lo puedan hacer…
Macraf

Eduardo López Chávez
La semana pasada, hablé sobre el sistema de salud, en esta ocasión, quiero referirme a uno de los problemas más comunes en el análisis económico, la pobreza. Desde finales del siglo XIX, hablar de pobreza, implica fluctuar entre 3 conceptos: el primero, tiene que ver con la capacidad física de supervivencia de las personas, es decir, la imposibilidad de obtener lo mínimo necesario para subsistir, el segundo, tiene que ver con las necesidades básicas, esto es, aquellos mínimos necesarios para subsistir que de acuerdo con algunos autores, puede verse desde dos grandes perspectivas: el consumo privado (alimento, vivienda, ropa, entre otros) y los servicios comunitarios o bienes públicos (agua potable, salud, transporte público, educación, infraestructura, cultura, entre otros) y finalmente el tercer concepto, tiene que ver con la privación relativa, que de acuerdo con ciertos autores significa, que las necesidades básicas fluctúan y no son fijas, se van adaptando conforme a los procesos de transformación de la sociedad, lo que era el mínimo necesario para subsistir hace 40 años, puede no serlo hoy.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles, es un problema de derechos humanos que considera dentro de sus principales manifestaciones, el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a servicios básicos, como la educación o la salud. En el caso mexicano y de acuerdo con el CONEVAL, una persona se encuentra en situación de pobreza, cuando tiene al menos una carencia social de las seis que considera: educación, salud, seguridad social, vivienda, servicios básicos y alimentación, además de percibir un ingreso que, no es suficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias, lo que implica que ambas instituciones hablan de un problema multidimensional, esto es, no solo implica el nivel de ingreso, sino la falta de ciertos satisfactores.
Lo anterior, implica que estamos hablando de un problema global, en todas partes pueden existir personas que tengan carencias, sin embargo, la solución se vuelve compleja porque por un lado, hay quienes apelan por establecer un estado benefactor que redistribuya la riqueza generada dentro de los países, para evitar que las personas caigan en la pobreza y por el otro, quienes consideran que en realidad lo peor que se podría realizar es un estado benefactor, dado que, lo único que se genera son personas dependientes de los recursos públicos y por lo tanto, se inhibe su capacidad natural para generar esos recursos, lo cierto es que, habría que pensar en un justo medio entre ambas posturas, sobre todo si consideramos que de acuerdo con el Banco Mundial, al cierre de este 2022, existirán poco más de 600 millones de personas en situación de pobreza extrema a nivel global, siendo el África subsahariana la región más golpeada con poco más de 400 millones de personas.
En el caso mexicano, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), nuestro país tenía 52 millones de personas en pobreza en 2018 y para 2020, se estimaba que una cuarta parte de la población en pobreza de América Latina y el Caribe, se encontraría en México, lo que equivale a casi 56 millones de personas, por supuesto, este escenario no contemplaba la situación desatada por la pandemia de COVID-19, al hacer el reajuste necesario, la CEPAL estima que nuestro país tendrá 58 millones de personas en situación de pobreza, es decir, un incremento de 2.5 millones de personas sobre lo considerado en 2018 y 6 millones más, que al inicio del gobierno del hijo predilecto de Macuspana, quien por cierto, insiste en que la situación de las personas en tiempos de la 4T, es mejor que en años anteriores.
Festejar que al tercer trimestre del 2022, el porcentaje de la pobreza laboral en nuestro país tuvo una disminución a nivel nacional de 0.6 puntos porcentuales, para colocarse en un nivel del 40.1% es muy conformista, sobre todo, cuando se entiende que esa cifra implica que el 40% de las personas que trabajan, no obtienen un salario que les permita a adquirir la canasta básica, esto es, no pueden obtener todos los satisfactores mínimos necesarios para subsistir.
Es irónico pensar que se el eslogan de la campaña del tabasqueño fue: “por el bien de todos, primero los pobres…”, me parece que nadie nos imaginamos qué se refería, a crear más pobreza.



