8 de junio de 2025 9:01 pm
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OPINIÓN

Infraestructura y desarrollo

...es crucial considerar la diversificación de la inversión para abordar las necesidades específicas de diferentes regiones. No solo se trata de asignar presupuestos significativos, sino también de garantizar que estos se utilicen de forma eficiente...

La finalidad de un gobierno es el bienestar de TODOS los ciudadanos; concentrarse en solo unos cuantos es clientelismo…

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Por Eduardo López Chávez


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Para nadie con un poco de conocimiento sobre temas económicos, es extraño que el análisis de la inversión pública en infraestructura sea considerado un pilar para el desarrollo económico de un país, ya que mejora las comunicaciones y la interacción entre los diferentes agentes económicos. En el caso de nuestro país, llama la atención que, de acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2024, la distribución de recursos en ese rubro se concentre tan solo en tres entidades, alcanzando más de la mitad del gasto en inversión. Ciudad de México, Tabasco y Yucatán se proyectan como focos de inversión con presupuestos que superan los 100,000 millones de pesos. Sin embargo, dentro del mismo presupuesto, también se plantea una disminución del 11.1 por ciento en el gasto de inversión para el siguiente año.

Dado lo anterior, el hecho de que tres entidades concentren más del 50% del gasto en inversión para el 2024 refleja tanto las necesidades específicas de desarrollo como la disparidad regional. Ciudad de México destaca con una asignación de 320,600.7 millones de pesos, seguida de cerca por Tabasco con 141,103 millones y Yucatán con 130,256.7 millones. Este enfoque, aunque puede estar alineado con las prioridades del gobierno del hijo predilecto de Macuspana, también plantea interrogantes sobre la equidad en la distribución de recursos a lo largo del país.

La disminución del 11.1 por ciento en el gasto de inversión para el 2024 agrega cierta preocupación al escenario nacional. Si bien los presupuestos asignados a estas entidades son sustanciales, la reducción general de la inversión pública podría tener ramificaciones significativas para el desarrollo y la competitividad a nivel nacional. La infraestructura es un motor clave para el crecimiento económico, y su falta de fortalecimiento podría afectar la capacidad del país para enfrentar los desafíos futuros.

Si bien es cierto que la inversión pública en infraestructura debe responder a las necesidades inmediatas de las regiones, también debe potenciar el desarrollo y la mejora de la competitividad a largo plazo. La inversión en transporte, energía, educación y tecnología, además de generar empleo y estimular la actividad económica, también crea las condiciones mínimas necesarias para un crecimiento robusto y sostenible.

En este contexto, es crucial considerar la diversificación de la inversión para abordar las necesidades específicas de diferentes regiones. No solo se trata de asignar presupuestos significativos, sino también de garantizar que estos se utilicen de forma eficiente, buscando reducir la disparidad existente entre los estados del país en términos de infraestructura, creación de empleo y calidad de vida.

Lo anterior queda claro en el momento en que se entiende que la ejecución de proyectos de construcción y mantenimiento no solo requiere una fuerza laboral significativa, sino que también estimula la creación de empleo indirecto en sectores relacionados. Además, se mejora la conectividad entre regiones, facilitando el acceso a oportunidades educativas y laborales para comunidades previamente marginadas. Desafortunadamente, el panorama del gasto de inversión para el 2024 está sujeto a las necesidades políticas del gobierno del morador de palacio y la falta de planificación, transparencia en la ejecución de proyectos e incorporación de necesidades regionales minimizan el impacto de la inversión pública.

En conclusión, mi estimado lector, la inversión pública en infraestructura es un elemento crucial para el desarrollo económico de México, pero la concentración de recursos en ciertas entidades del país solo deja ver la falta de equidad y la existencia de clientelismos electorales, sello característico de la administración del tabasqueño, ya que no ha logrado entender que la inversión en infraestructura no solo se trata de construir obras faraónicas sin sentido, carreteras o puentes, sino de construir un futuro sólido, próspero e incluyente.

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