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OPINIÓN

30 aniversario de la Unión Europea

...las instituciones, órganos y facultades que se desprenden de estos tratados le dotan a la Unión de una mayor facilidad para operar como organismo supranacional en la esfera doméstica, fomentando la gobernanza regional, y hacia el exterior...

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Por Niels Rosas Valdez


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Hoy se cumplen treinta años de la entrada en vigor del Tratado de Maastricht, que permitió el origen de la Unión Europea (UE). Desde ese momento hasta la actualidad, esta entidad supranacional ha atravesado un proceso de desarrollo y fortalecimiento que la colocan como un bloque de países con una incidencia significativa en el escenario internacional. ¿Cuál ha sido la evolución del conglomerado europeo de naciones al paso del tiempo?

La UE es el resultado de un proceso de regionalización e integración muy particular, que la ha convertido en una organización sui generis. Hoy en día podemos verla en una fase más evolucionada y con mayor incidencia en el globo, pero su origen y construcción ha llevado décadas de cooperación y voluntad entre las partes involucradas, en su momento, un puñado de países, y en la actualidad 27 Estados.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los países de Europa se encontraban en plena reconstrucción, por lo que la cooperación entre ellos fue fundamental para la restauración del continente. En este contexto, el acercamiento diplomático de funcionarios de los gobiernos francés, alemán e italiano, en primera instancia, permitió una nueva etapa de colaboración que se centró en la interacción comercial para el beneficio colectivo, lo que sentó las bases de la confianza, dependencia y apoyo mutuo entre naciones. Por ende, se reconoce que la UE nació como un proyecto de paz que construyó las bases de la convivencia, el soporte y la interacción de sus Estados miembros.

La colaboración apremiante anteriormente mencionada condujo a Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo a firmar en 1951 el Tratado de París, que estableció a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero un año después. Fue un acuerdo arancelario y comercial para regular e incentivar el comercio de estos dos insumos indispensables para la reconstrucción europea.

El resultado favorable de las prácticas de la llamada “Europa de los Seis” permitió el avance del proceso de regionalización con la firma del Tratado de Roma en 1957, originando así la Comunidad Económica Europea y la Comunidad Europea de Energía Atómica en 1958. Mientras que la primera incentivó una integración comercial más pronunciada entre los países europeos, la segunda avivó la cooperación de los Estados en otras áreas de suma relevancia para la seguridad del continente.

La primera incorporación de países a las comunidades europeas en 1973 dio pie a una serie de ampliaciones al paso de los años, lo que ha configurado una integración más acentuada en Europa. Con la experiencia obtenida de varias décadas de colaboración cercana entre las naciones, el 7 de febrero de 1992 los Estados miembros de las comunidades firmaron el Tratado de Maastricht, que entró en vigor el 1 de noviembre de 1993, dando origen a la UE.

Hoy se cumplen 30 años del establecimiento de la UE. En esas tres décadas, su política exterior de ampliación ha sido exitosa, logrando incorporar a países de Europa del Este tras el final de la Guerra Fría, con lo cual llega una regionalización más extensa y exitosa del continente. En este periodo también se gestionó la creación y establecimiento del euro, lo que ha fomentado la integración económica, financiera y social en la Unión, y ha sido señal de confianza dentro y fuera de la eurozona.

De la misma manera, los tratados de Ámsterdam, Niza y Lisboa han complementado tanto las capacidades como responsabilidades de la UE para una integración, protección y cooperación de sus Estados miembros y de sus respectivas poblaciones. En conjunto, las instituciones, órganos y facultades que se desprenden de estos tratados le dotan a la Unión de una mayor facilidad para operar como organismo supranacional en la esfera doméstica, fomentando la gobernanza regional, y hacia el exterior, siendo un actor con incidencia directa en el escenario internacional.

La UE ha atravesado mucho en estas tres décadas de existencia. Sus acciones dentro y fuera de ella han encontrado ecos y respuestas de diversa índole que invitan a la reflexión para una mejora en su operación. No obstante, algo que no cambiará es la serie de principios por los que se originó, situación que nos deja una enseñanza en los procesos de regionalización e integración, así como sobre la gobernanza global y la cooperación internacional.

Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx

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