El lanzamiento exitoso de la misión Polaris Dawn marca un nuevo hito en la exploración espacial privada. La tripulación, liderada por Jared Isaacman y acompañada por el piloto retirado Scott «Kidd» Poteet y las ingenieras de SpaceX Anna Menon y Sarah Gillis, se encuentra en una órbita a 1,400 kilómetros sobre la Tierra, la mayor altitud alcanzada desde el fin del programa Apolo de la NASA en los años 70.
La misión pretende llevar a cabo una serie de experimentos y, si todo sale según lo previsto, Isaacman y Gillis intentarán realizar la primera caminata espacial financiada con fondos privados. Este paseo espacial, que tendrá lugar a 700 kilómetros de altura, probará los trajes espaciales de nueva generación diseñados por SpaceX, pensados para futuras misiones interplanetarias.
Un reto adicional es el paso de la nave por el cinturón de radiación de Van Allen, lo que expondrá a la tripulación a niveles moderados de radiación. A pesar de los riesgos, la misión ha sido meticulosamente planificada, y el equipo llevará a cabo más de 40 experimentos para estudiar los efectos del espacio en el cuerpo humano y probar las nuevas tecnologías de comunicación por láser de SpaceX.
Esta ambiciosa misión podría marcar el comienzo de una nueva era en la exploración espacial privada, sentando las bases para futuras misiones a gran altitud y tal vez incluso a la Luna o Marte.