Israel ha llevado a cabo una serie de ataques militares que resultaron en la muerte del líder de Hezbolá, Hasan Nasrallah, junto con otros altos mandos del grupo chiita. En un bombardeo dirigido a un búnker al sur de Beirut, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que eliminaron a Nasrallah, Ibrahim Hussein Jazini, y Samir Tawfiq Dib, importantes figuras dentro de la organización. La operación fue planificada con precisión, según las FDI, quienes esperaron a que se reunieran los líderes de Hezbolá en el búnker antes de actuar.
Este ataque no fue el único. A lo largo del fin de semana, las milicias de Hezbolá respondieron con una ráfaga de cohetes lanzados desde Líbano hacia el norte de Israel. Sin embargo, la escalada no se detuvo allí. Israel también ejecutó bombardeos en Yemen, impactando objetivos militares hutíes en las ciudades de Ras Issa y Al Hudayda. El objetivo, según las autoridades israelíes, era cortar el suministro de armas desde Irán a los hutíes, quienes mantienen su apoyo a Hezbolá y Hamás.
El conflicto sigue expandiéndose con consecuencias devastadoras, tanto en Líbano como en Yemen, donde las familias ya están siendo desplazadas por la violencia, y las tensiones entre las partes involucradas parecen lejos de disminuir.
