El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, consiguió una rotunda victoria en las elecciones presidenciales de ayer, superando por más de un millón de votos a la izquierdista Luisa González, quien se negó a aceptar su derrota en medio de un ambiente de alta polarización y violencia generada por el narcotráfico.
Con el 92% del escrutinio oficial, Noboa lideraba con una diferencia de 12 puntos porcentuales sobre González, quien, al reconocer la derrota, declaró ante sus seguidores en Quito: “Me niego a creer que exista un pueblo que prefiera la mentira antes que la verdad, la violencia antes que la paz”. Además, la exaspirante presidencial acusó un “grotesco fraude electoral”, exigiendo el reconteo de votos.
Mientras tanto, el ambiente en las calles de la capital, Quito, era festivo, con fuegos pirotécnicos y bocinas de autos celebrando la victoria de Noboa. «Estaremos mejor equipados para enfrentar la mafia y todo lo malo que tiene el país» comentó Natalie Ulloa, administradora de 26 años, destacando la esperanza de que la situación de violencia en el país pueda mejorar con el mandato del presidente reelecto.
A pesar de las tensiones previas a los comicios, Noboa logró una victoria histórica. “No hay ninguna duda de quién es el ganador”, expresó el presidente en Olón, su balneario, destacando su liderazgo como uno de los más jóvenes del mundo.
Con un 84% de participación en las urnas, la jornada electoral fue marcada por la violencia y los problemas derivados de la guerra entre carteles de narcotráfico, que provocaron asesinatos, asaltos a medios de comunicación y caos en las regiones más afectadas por el crimen organizado.
Noboa, quien tiene una imagen juvenil y moderna, defendió su plan de seguridad, a pesar de las críticas de organismos de derechos humanos, que han señalado abusos en las operaciones militares de su gobierno.
Luisa González, por su parte, acusó al gobierno de intentar manipular el proceso electoral y denunció la implementación de medidas de seguridad, como el toque de queda en algunas regiones, que consideró una violación a los derechos ciudadanos.
La victoria de Noboa no solo representa un respaldo popular a su gestión, sino también un futuro incierto para Ecuador, un país marcado por su deuda externa y la creciente violencia asociada al narcotráfico.