Ante los crecientes aranceles y la presión del T-MEC, Stellantis replantea su estrategia de producción y comercialización en Norteamérica. La automotriz ahora busca reforzar su presencia en México, redirigiendo parte de su capacidad productiva destinada originalmente al mercado estadounidense. Sin embargo, el avance de los fabricantes chinos en el país complica el nuevo plan.
Daniel González, CEO de Stellantis México, explicó que históricamente gran parte de los recursos de la compañía se han orientado al mercado estadounidense. Pero con aranceles que podrían alcanzar hasta el 52.5% para vehículos que no cumplan con las reglas de origen, la empresa ha optado por diversificar riesgos. Ahora pretende enfocar parte de su producción al consumo interno mexicano.
El cambio no será inmediato. El principal reto está en adaptar líneas de producción pensadas para pickups grandes o SUV premium, a modelos más accesibles como subcompactos o SUV pequeños, que son más demandados por los consumidores mexicanos. Además, la empresa enfrenta una complejidad operativa: comercializa más de 30 modelos en México, lo que encarece la operación y complica la atención al cliente. Por ello, ya evalúan reducir su oferta para enfocarse en vehículos clave.
La compañía también actúa con cautela ante la volatilidad del entorno. Las pausas temporales en plantas como la de Toluca reflejan no solo la caída en pedidos, sino una estrategia preventiva para evitar acumulación de inventario. Dependiendo del desenlace de la política arancelaria, incluso la reubicación de plantas no está descartada.
Pero el gran reto externo viene de China. La apertura del mercado mexicano a autos chinos —muchos eléctricos y a bajo precio— pone en riesgo la producción local. González advirtió que permitir el ingreso de estas unidades sin exigir inversiones o producción nacional podría replicar errores vistos en países como Tailandia, donde la industria local fue desplazada rápidamente.
A pesar de todo, Stellantis ve en este momento una oportunidad. “La coyuntura global es compleja, pero representa una posibilidad de crecer. Es ahora o nunca”, concluyó González. Su apuesta: adaptarse rápido, consolidar su presencia en México y evitar que el mercado caiga bajo control de competidores sin arraigo industrial en el país.