El Tren Maya, una de las obras insignia del sexenio anterior y actualmente operado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), registró pérdidas por 2,561 millones de pesos durante su primer año de funcionamiento. A pesar de haber generado ingresos por 275 millones de pesos en 2024, principalmente por venta de boletos y souvenirs, estos recursos cubrieron apenas el 9.6% de sus costos operativos, que ascendieron a 2,837 millones.
Entre los principales gastos del ferrocarril se encuentran mantenimiento, capacitación de personal y contratación de servicios básicos. La operación del Tren Maya ha dependido de forma significativa de transferencias federales, ya que en 2024 recibió 13 mil millones de pesos desde Hacienda para cubrir sus gastos y continuar con algunas obras inconclusas.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha salido en defensa del proyecto y afirmó que no es necesaria una auditoría externa, dado que ya está siendo fiscalizado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Actualmente, la ASF realiza dos auditorías: una sobre la Cuenta Pública 2024 y otra sobre el desempeño del Órgano Interno de Control de la paraestatal.
Pese a operar en números rojos durante casi todo el año, el gobierno federal estima que en 2026 el Tren Maya podría alcanzar su punto de equilibrio financiero. Para ello, se contempla el inicio del servicio de carga en julio de ese año y una mayor movilización turística, con una meta de 1.2 millones de pasajeros. A esto se suman más de 48 mil millones de pesos adicionales que se destinarán este año para consolidar la infraestructura de carga y su conexión con el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.