El anuncio del presidente estadounidense Donald Trump sobre la construcción de un sistema antimisiles llamado Cúpula Dorada ha generado una ola de críticas a nivel internacional. Rusia, China y Corea del Norte han manifestado su rechazo, alegando que el proyecto amenaza la estabilidad estratégica global y podría detonar una peligrosa militarización del espacio.
Desde Moscú, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zajarova, advirtió que el plan “socava los pilares de la estabilidad estratégica” y representa una aplicación tangible de la política de ataques preventivos de Estados Unidos. Las declaraciones contrastaron con una posición más cauta expresada días antes por el vocero presidencial ruso, Dmitri Peskov, quien defendió el derecho soberano de Washington a desarrollar sus sistemas de defensa.
Corea del Norte fue aún más enfática, calificando el proyecto como una “iniciativa amenazante” que podría “desatar una guerra nuclear en el espacio”. El Ministerio de Exteriores norcoreano señaló que la Cúpula Dorada busca debilitar la seguridad estratégica de las potencias nucleares y avivará la carrera armamentista a nivel global, algo que consideran una extensión del enfoque unilateral del «Estados Unidos primero».
Por su parte, China también expresó su preocupación. Mao Ning, portavoz del Ministerio de Exteriores, declaró que este sistema podría violar los principios del uso pacífico del espacio establecidos en tratados internacionales. Asimismo, advirtió que la iniciativa fomenta el desarrollo de armamento espacial y podría aumentar el riesgo de conflictos en la órbita terrestre.
Trump explicó que el sistema, que contará con una inversión estimada de 175,000 millones de dólares, se integrará con las capacidades defensivas actuales y estará operativo antes de que finalice su mandato en 2029. Aseguró que será el sistema más avanzado jamás construido, capaz de interceptar misiles incluso desde el espacio o cualquier punto del planeta. Sin embargo, las potencias adversarias advierten que esta ambición tecnológica podría abrir un nuevo y peligroso frente de tensión global: la guerra en el espacio.
