La economía de Rusia enfrenta un posible enfriamiento, según advirtió el ministro de Economía, Maxim Reshetnikov, quien pidió al banco central tomar en cuenta la reciente desaceleración de la inflación en su próxima reunión de política monetaria.
Actualmente, la tasa de interés clave se mantiene en un elevado 21%, decisión que, aunque busca frenar la inflación, ha tenido efectos negativos sobre la inversión nacional. Esta política monetaria estricta contrasta con el reciente debilitamiento del estímulo económico originado por el incremento del gasto militar, ahora en descenso.
En los últimos años, las altas tasas, el elevado gasto público y los controles de capital han provocado diferencias dentro del gobierno, que rara vez muestra fisuras públicas. Uno de los episodios más notorios ocurrió en agosto de 2023, cuando el banco central aumentó las tasas en respuesta directa a una crítica pública del asesor económico de Putin, Maxim Oreshkin, quien responsabilizó a la política monetaria de la depreciación del rublo.
Más recientemente, en marzo de 2025, el propio presidente Vladimir Putin instó a los encargados de la economía a evitar que el país caiga en un estancamiento, comparando la situación con una “cámara de crioterapia”. Esta declaración fue interpretada por muchos expertos como un llamado claro a suavizar la política monetaria y estimular la actividad económica antes de que el enfriamiento se vuelva más profundo.