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Este martes, el Globe and Mail – el periódico de mayor circulación en Canadá – publicó que el primer ministro Mark Carney invitó a la presidenta Claudia Sheinbaum a la próxima cumbre del G-7 que se llevará a cabo en su país del domingo 15 al martes 17 de junio, para tener al menos una reunión trilateral con Trump sobre el TMEC. De acuerdo con otras fuentes, la invitación se hizo cuando ambos hablaron por teléfono el 15 de mayo, aunque los escuetos comunicados de ambos mandatarios sobre la llamada omitieron mencionarlo. La invitación es personal y no se permite enviar representantes que asistan a las sesiones.
La reunión en Kananaskis, Alberta, será la 51er del grupo, pero la primera para los primeros ministros de Canadá, Reino Unido (Keir Starmer) y Japón (Shigeru Ishiba), así como para el canciller alemán Friedrich Merz. Trump asistirá nuevamente a esta cumbre por primera vez desde 2019, a la que también están convocados el presidente francés, Emmanuel Macron, la primera ministra de Italia Giorgia Meloni, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa. También están invitados el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, y el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy.
Aunque la respuesta inicial de Sheinbaum a la prensa sobre la invitación fue “estamos evaluando asistir,” sería un craso error no hacerlo. El propósito de su presencia es tener al menos una reunión trilateral con Trump sobre el TMEC, la primera de cara al inicio de los preparativos para su renegociación, seguramente en septiembre u octubre. El marco legal vigente en Estados Unidos requiere que dichos preparativos inicien al menos seis meses antes de la primera reunión formal de negociación, con lo que se podría esperar que las primeras reuniones entre las autoridades responsables – Marcelo Ebrard, Dominic LeBlanc de Canadá y Jamieson Greer y seguramente Scott Bessent de Estados Unidos – inicien a partir de febrero.
La respuesta de Sheinbaum no ayudó a ofrecer certeza a los mercados y a los inversionistas interesados en México, sobre todo cuando las relaciones con Estados Unidos y Canadá no atraviesan un buen momento. Desde noviembre pasado, el premier de Ontario, Doug Ford, propuso excluir a México del nuevo TMEC por permitir la triangulación de productos chinos y hasta la fecha, Carney no se ha pronunciado públicamente en contra de esta idea. Hoy en día, Canadá representa 2.6% del comercio total mexicano y México el 3% para Ottawa, a pesar del TMEC, cuando Canadá es el principal comprador de productos fabricados en Estados Unidos y México el segundo.
Trascendió que Sheinbaum declinó asistir a los funerales del Papa Francisco para evitar encontrarse con Trump luego de la llamada que tuvieron en abril. Trump presionó entonces para que México aceptara la presencia de tropas estadounidenses en territorio mexicano para perseguir a los cárteles de narcotraficantes, a lo que Sheinbaum se opuso. El grupo de los asesores más “duros” de Trump, entre los que se encuentra el secretario de Estado, Marco Rubio, no confían en que la cooperación del gobierno de Sheinbaum en temas de seguridad mejore significativamente, a comparación con la que hubo con el gobierno de López, sin aplicar una fuerte presión.
Esta sería la segunda cumbre a la asistiera Sheinbaum, luego de su discreta participación en la del G-20 en Brasil en noviembre. Sin embargo, hoy en día no existe un foro de mayor envergadura, trascendencia e influencia internacional que el G-7, lo que ayudaría enormemente a la imagen de la presidenta. Aeroméxico y WestJet cubren la ruta Ciudad de México-Calgary, que se encuentra a una hora en coche de Kananaskis.
Por su parte, Sheinbaum debe estar consciente de que será sujeta a preguntas duras por parte de los demás líderes, sobre todo con relación a la manera como los cambios legislativos de López Obrador afectaron al TMEC, en particular la reforma judicial. México tiene TLCs con todos los países convocados, excepto Ucrania; Estados Unidos, Canadá, Japón y el Reino Unido se encuentran entre los principales inversionistas extranjeros en el país; se está negociando un TLC con el Reino Unido y se busca ratificar el tratado negociado con la Unión Europea en el 2020. Será entonces una situación donde la presidenta tendría que hacer a un lado los argumentos políticos y discutir de manera muy seria en base al buen funcionamiento de los mercados, lo que no es parte del discurso tradicional de Morena: ¿podrá?
