Un reciente apagón en España y Portugal ha reavivado el debate sobre la energía nuclear en Europa, una discusión que muchos consideraban superada. Este incidente no es aislado; el continente está experimentando un notable resurgimiento del interés por la energía atómica, reminiscentes de los años setenta. Este «revival» se enmarca en un contexto de crisis climática, incertidumbre energética y la persistente dependencia del gas ruso, factores que han impulsado la búsqueda de alternativas más estables y sostenibles. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) incluso prevé que 2025 marque un récord histórico en la generación nuclear a nivel global, con una docena de nuevos proyectos en diversas fases de avance o planificación en la Unión Europea.
Bruselas considera la energía nuclear como una tecnología clave para alcanzar la neutralidad climática en 2050, lo que la posiciona como un pilar fundamental en la estrategia energética del bloque. Sin embargo, persisten desafíos significativos. La gestión de residuos radiactivos aún carece de una solución definitiva a largo plazo, lo que genera preocupaciones ambientales y de seguridad. Además, los proyectos nucleares suelen enfrentarse a sobrecostos considerables y a largos plazos de construcción. A esto se suma el reto de la soberanía energética, que en muchos países europeos dista de ser absoluta, manteniendo una dependencia externa que el resurgimiento nuclear busca mitigar parcialmente.
En este contexto de políticas energéticas europeas, es relevante analizar la composición de las facturas energéticas, donde los impuestos juegan un papel crucial. Los países europeos aplican políticas fiscales diversas a los precios de la energía al consumo, lo que resulta en variaciones significativas en la proporción de impuestos sobre la energía y el IVA en las facturas de electricidad y gas. Tras la invasión rusa de Ucrania, los precios de la energía se dispararon, afectando gravemente a los hogares, especialmente a los de bajos ingresos. Aunque los precios se han estabilizado, las facturas energéticas siguen siendo una carga considerable para muchos.