Han pasado 36 años desde la brutal represión en la Plaza Tiananmén, y China conmemora esta fecha en un silencio absoluto. En 1989, siete semanas de protestas estudiantiles que demandaban una mayor apertura democrática y criticaban la corrupción del Partido Comunista Chino (PCC) culminaron en una masacre de la que aún no se tienen respuestas claras. A lo largo de más de tres décadas, el gobierno chino, tras ordenar al Ejército retomar el control de la plaza y sofocar las protestas extendidas por todo el país, ha convertido el evento en un tema tabú. La maquinaria de propaganda del régimen ha trabajado incansablemente para borrarlo de la historia oficial, prohibiendo conmemoraciones públicas, eliminando referencias a la represión y utilizando el Gran Cortafuegos para limitar el acceso a la información en internet.
Como ocurre cada año, en los días previos al 4 de junio, la seguridad en la capital china se intensificó. La Plaza Tiananmén, en el centro de la ciudad, fue resguardada por policías que controlaron estrictamente el acceso de automovilistas y peatones, e incluso se prohibió tomar fotografías de la explanada, evidenciando el férreo control sobre la memoria del evento.
El control que China ejerce sobre Hong Kong se ha magnificado en los últimos años, y las prohibiciones a las demostraciones públicas de este 4 de junio lo confirman. En 1989, Hong Kong aún se encontraba bajo dominio británico, y las imágenes que lograron escapar del control del PCC fueron potenciadas en la región, la cual estaba destinada a regresar a manos chinas. Cada año, Hong Kong conmemoraba una vigilia con miles de velas, buscando mantener viva la memoria colectiva. Sin embargo, en 2020, el gobierno chino citó la pandemia para impedir la congregación. Este año, la vigilancia policial en el Parque Victoria, sitio que por 30 años recordó la masacre, resultó en el arresto de media docena de personas identificadas con playeras negras, bajo sospecha de alterar la paz pública.
Mientras que en China no hay lugar para recordar abiertamente la masacre del 4 de junio, en Taiwán la fecha se ha convertido en un estandarte de lo que el PCC está dispuesto a hacer para sofocar el disenso. Tanto Taiwán como Estados Unidos señalan la masacre de Tiananmén como una clara representación de la opresión del régimen chino. «Libertad, democracia y autodeterminación son principios humanos que el PCC no puede borrar», escribió el secretario de Estado Marco Rubio en su cuenta de X, conmemorando la fecha y subrayando la persistencia de los valores democráticos frente a la represión.