Las tensiones en Estados Unidos por las políticas migratorias del expresidente Donald Trump se intensificaron este fin de semana. La policía de San Francisco detuvo a unas 60 personas la noche del domingo durante enfrentamientos violentos en una protesta contra las redadas migratorias.
De acuerdo con la policía local, algunos manifestantes atacaron propiedades, dañaron un vehículo oficial y agredieron a agentes, dejando tres oficiales heridos. En el lugar se recuperó un arma de fuego, y se advirtió que la violencia no será tolerada, aunque se respeta el derecho a la libre expresión.
En Los Ángeles, la situación no ha sido más tranquila. Desde el viernes, las protestas contra las operaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han resultado en al menos 40 arrestos. La policía local estableció perímetros de seguridad para proteger edificios federales y evitar nuevos choques.
La presencia de la Guardia Nacional, desplegada por orden directa de Trump sin solicitud del gobernador de California, ha generado fuerte controversia. El gobernador Gavin Newsom calificó la acción como una violación a la soberanía estatal y pidió retirar las tropas, acusando a Trump de buscar “un espectáculo político”.
El exmandatario ha defendido la decisión, señalando que “veremos tropas en todas partes” para evitar el avance de la inmigración irregular. Incluso se ha planteado el uso de infantes de marina, algo inédito en la historia reciente del país.
En respuesta a estas redadas, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, confirmó que 35 mexicanos fueron detenidos en Los Ángeles. Exigió respeto a los derechos humanos de los migrantes y sostuvo que “no son criminales, son hombres y mujeres de bien”.
Organismos de derechos humanos y activistas han denunciado el uso excesivo de la fuerza y alertan sobre un clima de miedo y criminalización hacia las comunidades migrantes. Mientras tanto, las protestas continúan en distintas ciudades del país, avivando la polarización en torno a la política migratoria estadounidense.