Escuchar
Autor: Héctor García Rivera
Merab Dvalishvili no solo defendió su título, sino que dejó claro (una vez más), que juega en una liga distinta al pulverizar a Sean O’Malley con una sumisión por guillotina en el tercer round en el evento principal de la UFC 316 por la defensa del título del Bantamweight. El georgiano no le dio la más mínima posibilidad al estadounidense de quitarle el título, y ¿ saben algo? lo hizo con frialdad, con contundencia y con el ritmo que ya son marca de la casa, como le gusta pelear, que sufran los contrincantes.
Recordemos que ambos peleadores ya se habían enfrentado en Marzo del 2024, esa pelea fue más pareja. O’Malley ofreció mucha más resistencia aprovechando su alcance. Pero, al igual que esta pelea, Merab fue fiel a su estilo, impuso el ritmo, controló el octágono y ganó por decisión. Un año después, Dvalishvili refinó aún más su fórmula consiguiendo en esta pelea 6 derribos de 9 intentos, más de cinco minutos de control en el suelo, y 71 golpes significativos contra 38 de Sean. La guillotina que cerró la pelea no fue casualidad. Fue el resultado de una presión constante y un desgaste táctico milimétrico.
No hay duda que Sean O’Malley es un peleador talentoso y sobre todo un showman, por eso le encanta a la compañía, su carisma, sus looks, sus knockouts vistosos lo convirtieron en una estrella. Pero las artes marciales mixtas no son solo espectáculo, y en el octágono, los fuegos artificiales no detienen un tren goeorgiano, quedó claro que Merab está muchos escalones por encima de Sean. ¿Hasta cuándo seguiremos pensando que un estilo de lucha dominante en el suelo es peor que el “vistoso”? ¿No es hora de aceptar que el dominio silencioso también es arte?
A todos los que nos gusta la UFC vimos la entrevista de Sean donde dijo que esta pelea se le iba a tomar en serio: que sí dejó las redes sociales, la chaqueta, las drogas, vicios y quién sabe qué más, pero Sean dejó de hacer por seis meses, un año como mucho, lo que Merab ha hecho durante toda su vida. Su pelea previa fue contra Umar Nurmagomedov, no demerito a O’Malley, pero el “ponerse serio”, según él, no le iba a dar ninguna ventaja contra Dvalishvili.
Con esta victoria, Merab no solo defiende el título, sino que alcanza un récord de once victorias consecutivas en la UFC, superando a estrellas como Dominick Cruz o TJ Dillashaw. Además, ya venció a tres excampeones: Petr Yan, Henry Cejudo y O’Malley (dos veces), es el líder de la categoría en derribos y control de tiempo en el suelo acumulado y entró en el top tres del libraxlibra de la UFC.
¿Merab Dvalishvili podría considerarse el mejor Bantamweight de la historia? En mi opinión lo es Dominick Cruz, pero Merab está muy cerca de convertirse en el GOAT de la división. Quizás por eso le conviene mantenerse unos años más en este peso antes de subir a las 145 libras.
Una de las críticas que ha tenido el georgiano es que no finaliza a sus rivales, justo por eso él dijo que en esta pelea iba a finalizar al estadounidense. Y nadie sabe quién rayos le va a ganar en la división. El rey y monarca de las 135 libras se va a quedar ahí por un buen rato. En un deporte donde el ruido a veces eclipsa el mérito, Merab Dvalishvili no necesita hablar mucho. Su estilo habla por él. Y lo que está diciendo es claro: nadie… ¡nadie! está a su
nivel en las 135 libras.
