Ucrania ha realizado un ataque de gran escala contra bases militares rusas, utilizando drones que alcanzaron objetivos estratégicos situados hasta 3 000 km de distancia, un acto calificado como “sin precedentes” por medios internacionales.
La ofensiva neutralizó parte de la flota de bombarderos rusa y ha logrado sorprender incluso a Estados Unidos por su magnitud coordinada, lo que podría cambiar el equilibrio operacional en la guerra.
Paralelamente, dentro de la Unión Europea se debaten acusaciones de que ciertos estados estarían aprovechándose del plan europeo de defensa, lo que añade tensión diplomática al escenario.
Este desarrollo refuerza la percepción de una escalada regional que podría derivar en una expansión del conflicto si no se logra una respuesta internacional consolidada.
