Desde la Ciudad de México, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, anunció que México está ultimando las negociaciones con Estados Unidos para obtener garantías sobre las tarifas arancelarias antes de la revisión del T-MEC en julio de 2026. Ebrard destacó que, tras haber cumplido con los compromisos migratorios y de seguridad demandados por la administración de Washington, corresponde ahora aclarar el panorama comercial y evitar sorpresas proteccionistas que pudieran perjudicar a los exportadores mexicanos.
En la práctica, el Gobierno mexicano busca que se establezca por escrito un calendario y un mecanismo de resolución de diferencias para materias como el acero y el aluminio, donde Estados Unidos mantiene un arancel del 50 %. Según datos del propio Ebrard, ese gravamen y otras barreras han implicado una contracción de hasta 3 % en las exportaciones mexicanas durante abril de este año.
Empresarios del sector automotriz, electrónico y agroalimentario han respaldado la postura gubernamental, pues apuntan que la falta de claridad en aranceles añade un “riesgo innecesario” a sus cadenas de suministro. Analistas de diversos bancos de inversión subrayan que la volatilidad en este tema podría ahuyentar inversiones extranjeras directas y retrasar proyectos de expansión ya planeados para el próximo lustro.
Para garantizar la estabilidad, México propone la creación de un comité binacional con facultades de dictamen vinculante sobre futuras alzas o reducciones de tarifas. De lograrse, se convertiría en un precedente sin parangón en la historia del comercio norteamericano, al institucionalizar el diálogo previo a cualquier decisión que modifique las reglas arancelarias del T-MEC.
