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Para evaluar de manera objetiva una cumbre de la envergadura de la reunión de Kananaskis, es indispensable hacerlo desde la perspectiva de cada uno de los países participantes o de los temas que se abordaron. De lo contrario, es muy fácil concluir que los resultados no fueron satisfactorios o que poco se avanzó. Por ejemplo, por primera vez en los 51 años que tiene de sesionar el grupo no se emitió un comunicado conjunto, la partida de Trump al concluir las sesiones del lunes afectó la discusión sobre el apoyo del grupo a Ucrania y tres de los países invitados no asistieron.
Sin embargo, la cumbre ofrece la posibilidad única de poder tener conversaciones en corto con los líderes de 12 de las 15 economías más grandes del mundo en un entorno seguro y que es propicio para tomar decisiones sobre temas muy importantes, pues todos ellos van acompañados de sus asesores más importantes. Por ejemplo, Trump iba acompañado de Marco Rubio, su Secretario de Estado y que desde hace un par de meses también se desempeña como su Consejero de Seguridad Nacional; Scott Bessent, el Secretario del Tesoro y que se ha convertido en el líder del gabinete económico; Stephen Miller, el Subdirector de la Casa Blanca y que es considerado como el arquitecto de la política migratoria del actual gobierno estadounidense; Jamieson Greer, el Representante Comercial y responsable de las negociaciones comerciales internacionales; y Kevin Hassett, quien encabeza el Consejo Económico Nacional y es uno de los asesores más cercanos a Trump, todos ellos incondicionales del presidente.
La cumbre es propicia para tener diversas conversaciones informales, además de las que están previamente agendadas. Por ejemplo, los representantes europeos – Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, la presidenta de la Comisión Europea y el presidente del Consejo Europeo – se reunieron el domingo en la noche antes de iniciar los trabajos del lunes; Macron y Meloni abordaron a Trump por separado en otras ocasiones por veinte minutos; mientras que Carney se dio a la tarea de conversar de manera individual con todos los asistentes, incluyendo a los secretarios generales de la ONU y la OTAN y al presidente del Banco Mundial, que asistieron como invitados especiales, a lo largo de los tres días que duró el evento.
Como anfitrión de la reunión, Mark Carney tomó la decisión de que esta vez no se emitiría el comunicado final para evitar el desgaste que ocasionó Trump en las reuniones del grupo a las que asistió durante su primer periodo de gobierno. Los asistentes y la prensa recuerdan los insultos de Trump en contra de Justin Trudeau por twitter al final de la reunión del 2018, en Charlevoix, Quebec, por una palabra en el comunicado final de esa cumbre, del que Estados Unidos terminó deslindándose.
Esta vez, los líderes acordaron siete acuerdos que servirán como pauta para el trabajo que se desarrollará en lo que resta del año, y durante el primer semestre del 2026, hasta que Francia tome la presidencia del grupo. Tres de ellos son de particular importancia para Estados Unidos: el acuerdo sobre minerales críticos, el que busca prevenir el contrabando de personas y el que establece un plan de trabajo para el desarrollo y regulación de la inteligencia artificial. Es cierto que no se emitió una declaración apoyando a Ucrania y que Estados Unidos tuvo reservas en relación al comunicado sobre el conflicto entre Israel e Irán, lo que de ninguna manera fue una sorpresa.
En el caso de México, quedó un gran pendiente: ¿qué va a pasar con el TMEC? La presidenta Sheinbaum fue invitada para tener en principio una reunión trilateral con Carney y Trump, pero aunque se anunció el horario de las reuniones con ambos mandatarios, no hubo ninguna alusión al encuentro de los tres líderes. Esta reunión resulta indispensable para conocer el proceso de negociación que Estados Unidos habrá de seguir, ya sea de acuerdo al Trade Promotion Authority, o como un tratado internacional, que requeriría sólo de la aprobación del senado.
La negociación del acuerdo marco en seguridad, migración y comercio con Estados Unidos que Sheinbaum anunció el miércoles no sustituye al TMEC y puede complicar las negociaciones comerciales. Canadá inició la negociación de un acuerdo similar en mayo con la intención de establecer, entre otros objetivos, que Canadá no es la fuente del comercio de fentanilo y que por lo tanto no se le debe restringir el acceso al mercado a sus productos. En el caso de México, la situación es más compleja.