La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha revisado al alza su pronóstico de crecimiento para la región en 2025, elevándolo a un 2.2%. Sin embargo, la perspectiva para México es significativamente menos optimista, ya que el organismo internacional mantuvo su estimación para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en un bajo 0.3%.
Esta marcada discrepancia entre el desempeño regional y la previsión para México se atribuye a diversos factores internos que están generando incertidumbre económica. Según el análisis de la CEPAL, la proyección para el país se ve lastrada principalmente por una caída en la inversión, así como una desaceleración en el flujo de remesas, dos pilares cruciales para la economía mexicana.
El informe subraya que la inversión y las remesas han sido históricamente motores de crecimiento, y su debilitamiento en 2025 podría tener un efecto dominó en el consumo y la actividad económica en general. La cautela de los inversores y la reducción de los ingresos que envían los connacionales desde el extranjero, impactan directamente en el poder adquisitivo y el dinamismo del mercado interno.
Aunque la CEPAL celebra un crecimiento regional más robusto, la baja previsión para México actúa como una advertencia. Las autoridades económicas se enfrentan al desafío de generar confianza y atraer inversión en un contexto de políticas públicas inciertas. Sin una estrategia clara para reactivar estos componentes, la economía mexicana podría quedarse rezagada, muy por debajo de la media regional.