La economía de Perú ha superado las proyecciones más cautelosas, registrando un sólido crecimiento interanual del 4.52% en junio de 2025 y cerrando el primer semestre del año con un aumento del 3.3%. Estas cifras, anunciadas por el INEI, se encuentran por encima de los pronósticos de organismos como el FMI y el Banco Mundial, lo que refleja una resiliencia económica inesperada frente a un clima global de incertidumbre.
El dinamismo económico fue impulsado por un fuerte desempeño de los sectores primarios y de transformación. La pesca experimentó un crecimiento espectacular del 33.7%, mientras que la construcción y la agricultura también mostraron un notable avance, con aumentos del 9.57% y 8.76% respectivamente. Estos datos sugieren que la inversión y la producción interna están siendo los principales motores de la expansión.
Sin embargo, a pesar de este éxito, el panorama no está exento de riesgos. El gobierno ya había revisado a la baja sus propias proyecciones debido a los efectos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. La economía peruana, aunque robusta, sigue siendo vulnerable a los vaivenes de la demanda global, especialmente en sus exportaciones de materias primas.
El desafío para Perú será mantener este ritmo de crecimiento y capitalizarlo para generar empleo de calidad. El desempeño del primer semestre es una señal positiva, pero la incertidumbre global exige cautela y una política económica que asegure la sostenibilidad a largo plazo.