El Banco Mundial (BM) ha mejorado la perspectiva de crecimiento para la economía mexicana, proyectando un alza del 1.4% para 2026 y acercándose al 2% para 2027. Este optimismo contrasta con el panorama global, donde las tensiones comerciales han deprimido la inversión regional. La resiliencia de México se atribuye a su fuerte relación comercial con Estados Unidos, pero el BM advierte que el camino hacia un crecimiento más robusto está sembrado de obstáculos internos.
La institución internacional señaló que la principal complicación para el país no proviene de los aranceles, cuyo impacto fue menor al esperado, sino de desafíos estructurales profundos. Estos incluyen una fuerza laboral menos calificada, una infraestructura débil y la violencia e incertidumbre asociada al crimen organizado. La falta de inversión, de acuerdo con el BM, es el lastre que impide a la economía mexicana alcanzar su máximo potencial.
El reto de México, por lo tanto, no es solo resistir los choques externos, sino implementar reformas estructurales que mejoren la productividad y la seguridad jurídica. Mientras la financiación externa sigue siendo cara debido a las altas tasas de interés globales, el país debe enfocarse en resolver estos problemas internos para aprovechar plenamente su potencial y asegurar un crecimiento sostenido.






