El Ejecutivo argentino aprobó mediante el decreto 781/2025 una reducción del arancel de importación sobre 14 categorías de juguetes, que pasa del 35 % al 20 %. La medida busca equiparar la carga con la que aplican sus pares del bloque Mercosur y atajar la queja de que los precios locales estaban entre los más elevados de la región.
Las categorías contempladas incluyen triciclos, patinetas, juguetes con ruedas, muñecas y muñecos, coches para muñecas, rompecabezas y bloques de construcción. El gobierno argumenta que el arancel vigente desde hacía más de una década había sido fijado con fines recaudatorios y de protección de la industria local, lo que cuestiona la competitividad del mercado interno.
Desde una perspectiva crítica, la iniciativa presenta ventajas y riesgos. En lo positivo, podría traducirse en mayor variedad de productos importados y una leve reducción en los precios al consumidor, particularmente de cara a la demanda estacional como la Navidad. Sin embargo, el movimiento plantea interrogantes para los fabricantes nacionales, que advierten que la apertura sin medidas de ajuste sobre insumos y mejoras de productividad podría debilitar la producción local. Además, la competencia extranjera más intensa obliga a que se refuercen los estándares de certificación de seguridad infantil para evitar que juguetes de menor calidad ingresen al mercado. En resumen, aunque la rebaja arancelaria es una señal de liberalización comercial, el éxito dependerá de cómo se gestione el equilibrio entre apertura, protección industrial y resguardo del consumidor.






