China ha dado un paso más en la automatización del transporte urbano con la incorporación masiva de “robovans”, furgonetas autónomas que distribuyen mercancías sin intervención humana directa. Estos vehículos se han convertido en una pieza clave para enfrentar el desafío logístico que ha generado el crecimiento del comercio electrónico, responsable de una congestión sin precedentes en las principales ciudades del país.
De acuerdo con la Oficina Postal Estatal de China, en 2024 se entregaron más de 5,400 paquetes por segundo, equivalentes a unos 100 paquetes por persona al año, superando con creces los niveles de Estados Unidos. Para responder a esta demanda, las compañías de reparto implementan miles de robovans que circulan principalmente de noche, trasladando paquetes desde los centros de acopio hasta los trenes que los distribuyen por todo el país.
Estas furgonetas, con capacidad de 3 m³ y hasta 500 kg, se desplazan lentamente, emitiendo señales sonoras y usando sensores LiDAR de bajo costo. Ciudades como Shenzhen lideran su implementación, aprovechando la red ferroviaria nocturna para mejorar la eficiencia y reducir costos.
Aunque el sistema ha demostrado beneficios claros —como menor tráfico y gastos logísticos más bajos— aún enfrenta desafíos técnicos: la velocidad limitada dentro de estaciones y la necesidad de supervisión humana en la carga y descarga impiden su total autonomía. No obstante, la tendencia apunta a que los robovans se conviertan en el siguiente gran salto hacia la movilidad logística inteligente en China.






