Durante noviembre de 2025, el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) se ubicó en 44.2 puntos, lo que representa una baja de 1.6 puntos respecto al mes anterior y una caída acumulada de 3.5 puntos en comparación anual. Esta disminución, según datos del INEGI y del Banco de México, refleja un debilitamiento generalizado en las expectativas económicas de los hogares, tanto a nivel personal como nacional.
El ICC se compone de cinco indicadores parciales, y en este periodo todos mostraron descensos. Destaca la percepción sobre la situación económica actual del país, que retrocedió 2.3 puntos mensualmente y 6.6 puntos respecto a noviembre de 2024. Aún más pronunciado fue el deterioro en la expectativa económica del país a 12 meses, con una caída de 2.4 puntos mensuales y 8.2 anuales, ubicándose en apenas 43.8 puntos.
También se observó pesimismo en el ámbito doméstico: la situación económica esperada del hogar dentro de 12 meses bajó a 57.4 puntos, y la percepción de la situación económica actual del hogar cayó a 51.2 puntos. Las posibilidades actuales para adquirir bienes duraderos como muebles y electrodomésticos se mantuvieron como el componente más bajo del índice, con apenas 30.9 puntos.
Complementariamente, la encuesta reveló que las expectativas sobre el empleo y los precios también se deterioraron. La percepción sobre el mercado laboral en los próximos 12 meses descendió 1.1 puntos respecto al mes anterior y 6 puntos frente al mismo mes del año pasado. Por su parte, la expectativa de inflación —es decir, cómo se percibe el comportamiento futuro de los precios— se redujo 1.6 puntos, reflejando incertidumbre económica persistente.
Estos resultados indican una mayor cautela entre los consumidores frente al entorno económico actual y futuro, en un contexto de desaceleración del crecimiento y presiones inflacionarias moderadas. La caída del ICC no solo mide el pulso emocional de los hogares, sino que también puede anticipar una desaceleración del consumo privado, componente clave del Producto Interno Bruto (PIB). Así, el debilitamiento de la confianza representa un riesgo para la recuperación económica sostenida.



