La más reciente Encuesta de Expectativas de Citi para México dibuja un panorama mixto para la economía: un alivio gradual en tasas y tipo de cambio, pero con crecimiento débil y presiones de inflación que no terminan de ceder.
Los 33 participantes del sondeo coinciden en que el próximo movimiento de política monetaria de Banxico será un recorte de 25 puntos base en la reunión de mañana. Con ello, la tasa de referencia cerraría 2025 en 7.0% y bajaría a 6.5% en 2026, de acuerdo con la mediana de las proyecciones. Es decir, el consenso ve un ciclo de bajas moderado, sin regresos a tasas de interés tan bajas como en otros años.
En el frente cambiario, las expectativas para el peso mejoran ligeramente. El tipo de cambio se estima en 18.37 pesos por dólar al cierre de 2025 y en 19.00 para finales de 2026, niveles algo menores a los previstos en la encuesta anterior. El mensaje es claro: el mercado espera un peso relativamente estable, aunque sujeto a episodios de volatilidad, en un entorno internacional complejo.
Donde hay más preocupación es en los precios. Para la primera quincena de diciembre, el consenso proyecta una inflación general de 0.30% y una subyacente —la que excluye energía y alimentos más volátiles— de 0.37%. Para todo el mes, se espera una inflación de 0.50% mensual (3.92% anual), por encima del registro de noviembre, mientras que la subyacente rondaría 4.39% anual. Además, la mediana de las expectativas de inflación general para el cierre de 2025 subió a 3.90% y la subyacente a 4.40%, niveles todavía por encima del objetivo de largo plazo de 3%.
El crecimiento económico es el otro foco amarillo. Para 2025, la mediana de la encuesta mantiene un avance de sólo 0.4% del PIB, con estimaciones que van de 0.1% a 1.1%. Para 2026, la expectativa bajó de 1.3% a 1.2%. Es decir, el mercado no ve una recesión abierta, pero tampoco un dinamismo suficiente para generar un aumento significativo del empleo y del ingreso de las familias.
En conjunto, las cifras retratan una economía que seguiría avanzando a paso corto: tasas de interés algo más bajas, un peso relativamente estable, inflación que tarda en alinearse del todo a la meta y un crecimiento que se queda lejos del potencial. Para empresas, hogares y autoridades, el reto será aprovechar el respiro en tasas sin perder de vista que el principal cuello de botella sigue siendo la falta de motores internos de crecimiento.



