Frente a la necesidad de fortalecer los ingresos públicos y superar la percepción negativa que persiste sobre el pago de impuestos, varias especialistas coincidieron en que es urgente modificar la narrativa fiscal en México. Durante el foro “La justicia fiscal, asunto de mujeres”, se subrayó que esta transformación discursiva es clave para cimentar una reforma que sea percibida como equitativa.
Mónica Unda, investigadora de la Universidad del Sur de California, señaló que no basta con justificar una reforma fiscal; es indispensable que la ciudadanía entienda claramente sus beneficios y la considere justa. “La mayoría cree que es correcto que todos contribuyamos, pero es fundamental comunicar mejor cómo nos beneficia un sistema tributario sólido”, explicó.
Por su parte, Alejandra Macías, directora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), destacó que cualquier reforma debe contemplar los cambios demográficos, energéticos y tecnológicos que enfrenta el país. Asimismo, enfatizó que, aunque la recaudación tributaria ha mejorado en años recientes, la dependencia de los ingresos petroleros sigue siendo un punto débil por la caída de los precios del crudo.
Alice Krauzer, investigadora del Colegio de México, alertó sobre la falta de un impuesto federal a la riqueza, lo cual limita la capacidad del Estado para recaudar de quienes tienen mayores ingresos. A esto se sumó Estefanía Vela, directora ejecutiva de Intersecta, quien recalcó que el sistema fiscal actual favorece a unos pocos, por lo que urge impulsar una reforma fiscal progresiva y desmantelar los discursos contrarios a esta transformación.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda, al cierre de 2024 los ingresos públicos fueron equivalentes al 16.3% del PIB, con los ingresos tributarios representando 14.6% y los petroleros apenas 0.6%. En contraste, el gasto público llegó a 27% del PIB, subrayando la urgencia de una base tributaria más sólida y justa.
