El Banco de México (Banxico) ha revisado al alza su previsión de crecimiento para el Producto Interno Bruto (PIB) de México en 2025, una noticia positiva que refleja cierta resiliencia económica. Sin embargo, este optimismo se ve empañado por un panorama que complica la normalización de su política monetaria. La principal preocupación es la persistencia de la inflación, con una expectativa de 4.7% para el próximo año, una cifra que excede el objetivo central del banco central.
El escenario actual presenta un dilema para Banxico. Si bien un mayor crecimiento económico podría sugerir un espacio para relajar las condiciones monetarias, la inflación elevada y la incertidumbre global limitan esta posibilidad. Factores externos, como las tensiones geopolíticas y los cambios en las cadenas de suministro, así como presiones internas, como los incrementos salariales y los precios de ciertos bienes y servicios, continúan ejerciendo presión sobre los precios.
La decisión de Banxico sobre las tasas de interés dependerá de un delicado equilibrio entre apoyar el crecimiento económico y asegurar la estabilidad de precios. La expectativa de una inflación más alta de lo deseado implica que el banco central podría verse obligado a mantener una postura monetaria restrictiva por más tiempo, o incluso considerar nuevas alzas, para anclar las expectativas inflacionarias. Esto podría tener implicaciones para el costo del crédito y la inversión en el país, delineando un futuro económico con retos significativos para la política monetaria.
