Un funcionario del Banco de Inglaterra (BoE), ha defendido un enfoque cauteloso en la reducción de las tasas de interés, argumentando que los riesgos para la economía justifican una postura prudente. La declaración se produce en un momento de señales económicas mixtas para el Reino Unido, con la inflación en descenso, pero con un crecimiento económico frágil. La postura del banco es que una reducción prematura de las tasas podría desestabilizar la economía y reavivar las presiones inflacionarias.
La cautela del BoE se ve reforzada por los datos recientes de la economía británica. La inflación se ha mantenido por encima del objetivo del banco, lo que exige una política monetaria estricta. Sin embargo, el mercado laboral muestra signos de debilidad, con una desaceleración en la contratación. La situación se agrava por el hecho de que el Reino Unido enfrenta desafíos estructurales, como el bajo crecimiento de la productividad y las tensiones comerciales. El BoE se encuentra en una encrucijada, ya que debe equilibrar la lucha contra la inflación con el riesgo de provocar una recesión.
El debate sobre la política monetaria no es solo sobre números, sino sobre la dirección de la economía. El BoE busca una «aterrizaje suave», un escenario en el que la inflación se controla sin un daño severo a la economía. Sin embargo, el camino es incierto, y la cautela del banco es un recordatorio de que la economía británica se encuentra en un momento de fragilidad.