La inflación general en México repuntó por segundo mes consecutivo en septiembre, alcanzando el 3.76% anual. Aunque el dato se mantiene dentro del rango objetivo del Banco de México (Banxico) (3% +/- 1%), la cifra revela una aceleración de los precios que podría poner en pausa la reciente relajación de la política monetaria. La principal señal de alarma proviene de la inflación subyacente, que se aceleró a 4.28%, indicando que las presiones internas están lejos de estar controladas.
La persistencia de la inflación subyacente se concentra en el sector servicios, con aumentos notables en precios de la vivienda, las taquerías y los servicios educativos. Esto sugiere que el crecimiento salarial y la demanda interna aún están generando una presión significativa sobre los precios. A pesar de que Banxico redujo su tasa de interés a 7.5% en septiembre, el repunte de la inflación complica la justificación de futuros recortes. La institución se encuentra en el dilema de estimular una economía que se ha desacelerado sin reavivar la inflación.
La situación actual es una prueba de fuego para la credibilidad de Banxico. El mercado espera que el banco central actúe con cautela. Si bien la inflación general está dentro del rango, el no lograr anclar la inflación subyacente al objetivo del 3% podría minar la confianza del mercado y prolongar el período de altas tasas.