El Parlamento de Canadá ha aprobado el nuevo presupuesto fiscal propuesto por la administración del Primer Ministro Mark Carney, un hito político que evita la convocatoria de elecciones anticipadas y dota al gobierno de una hoja de ruta económica de largo plazo. El presupuesto, titulado «Canadá Fuerte», es una respuesta estratégica a la creciente incertidumbre global y, en particular, a las tensiones comerciales con Estados Unidos.
El plan de Carney se enfoca en la autosuficiencia económica y la resiliencia. El primer ministro ha reconocido públicamente que la era de una relación comercial completamente fluida con EE. UU. ha terminado, especialmente ante la persistencia de aranceles punitivos (como los impuestos al acero y aluminio) y las amenazas de políticas comerciales unilaterales.
Desde una perspectiva crítica, el presupuesto se sustenta en dos pilares económicos: disciplina fiscal (mantener la relación déficit/PIB decreciente) y gasto estratégico (movilizar hasta $1 billón de dólares canadienses en los próximos cinco años). El capital se destinará a inversiones generacionales en vivienda, infraestructura, defensa y, crucialmente, a mejorar la productividad y la competitividad. El objetivo es duplicar las exportaciones fuera de EE. UU. en la próxima década, buscando nuevos corredores comerciales con socios confiables como Europa.
La aprobación del presupuesto asegura la estabilidad necesaria para que Canadá aborde sus desafíos internos, como la crisis habitacional y la persistencia de la inflación (cercana al 2.4% anual), al tiempo que se posiciona de forma proactiva ante la volatilidad geopolítica y comercial global.







