El actor estadounidense Kevin Spacey regresará a la pantalla chica el 26 de diciembre con Minimarket, una comedia italiana que se estrenará en la plataforma RaiPlay, servicio de streaming de la televisión pública RAI. Será su primera serie de televisión desde que en 2017 abandonó House of Cards tras las acusaciones de abuso sexual que frenaron en seco una de las carreras más sólidas de Hollywood.
A sus 66 años, y con dos premios Óscar en su historial, Spacey vuelve en un contexto muy distinto al de su época de mayor reconocimiento. Durante años fue considerado un actor de referencia, hasta que las denuncias por conducta sexual inapropiada modificaron por completo la percepción pública sobre su figura. Más tarde fue absuelto de nueve cargos de delitos sexuales en Reino Unido y ganó una demanda civil en Estados Unidos por un señalamiento ocurrido en 1986, aunque aún enfrenta procesos civiles pendientes en Londres.
Minimarket se sitúa lejos del aparato industrial de Hollywood. Es una serie italiana de diez episodios, de bajo presupuesto, ambientada en una pequeña tienda de comestibles en Roma. El protagonista es Manlio Viganò, interpretado por Filippo Laganà, un joven empleado que sueña con convertirse en estrella de televisión. Spacey encarna a su mentor imaginario: una presencia constante y peculiar que funciona como “conciencia artística” del protagonista, un guía que mezcla experiencia de veterano con momentos abiertamente surrealistas.
La temporada se estrenará en dos partes: cinco episodios llegarán a RaiPlay el 26 de diciembre y los cinco restantes se lanzarán el 9 de enero. La decisión de repartir la emisión refuerza la apuesta por el consumo bajo demanda y el modelo de maratón, característico de las plataformas de streaming, pero dentro del ecosistema de la televisión pública italiana.
El regreso de Spacey tiene un claro componente industrial y reputacional. Por un lado, muestra cómo productoras y plataformas europeas pueden convertirse en espacio de reaparición para figuras que, tras un escándalo mediático, han quedado prácticamente fuera del circuito estadounidense. Por otro, plantea interrogantes sobre el equilibrio entre el peso de las acusaciones, los procesos judiciales y la posibilidad de reconstruir una carrera en la industria audiovisual.
El propio actor ha reconocido las dificultades económicas derivadas de la pérdida de trabajo, al tener que vivir en alojamientos temporales y hoteles. Ese dato ilustra hasta qué punto un caso mediático puede impactar no solo la imagen pública, sino también la estabilidad material de una figura que antes parecía intocable.
Desde el punto de vista cultural, Minimarket funcionará como una prueba de fuego: servirá para medir si una parte del público está dispuesta a separar al intérprete de las controversias que lo rodean o si, por el contrario, la reacción social seguirá siendo un freno para su plena reintegración. El proyecto también pone sobre la mesa el papel de las audiencias y de las productoras en la construcción —y reconstrucción— de reputaciones en la era del escrutinio permanente.



