A partir de 2026, en México ninguna línea de telefonía móvil podrá operar sin estar ligada a una persona plenamente identificada, de acuerdo con los nuevos lineamientos publicados en el Diario Oficial de la Federación. Esto ha encendido una duda recurrente en los hogares: ¿qué pasa con los celulares que usan niñas, niños y adolescentes?
La regulación no obliga a los menores a registrar personalmente su número, porque legalmente no tienen capacidad para ser titulares de un contrato de telecomunicaciones. Sin embargo, eso no significa que sus líneas queden fuera del padrón: deberán estar asociadas a una persona adulta —madre, padre o tutor legal— que será quien figure como titular ante la compañía telefónica y frente a las autoridades.
La lógica detrás de la medida es clara: eliminar el uso anónimo de las líneas móviles, que ha facilitado fraudes, extorsiones y otros delitos. La Comisión Reguladora de Telecomunicaciones explica que el objetivo es que siempre exista un responsable identificable para cada número, sin que la norma se dirija específicamente a vigilar el uso que hacen los menores, sino a garantizar trazabilidad y certeza jurídica.
En la práctica, el proceso recae por completo en los adultos. Los operadores, como AT&T, ya contemplan la vinculación de líneas usadas por menores, siempre que el trámite lo realice la persona con identificación oficial vigente y CURP. El sistema no distingue quién usa el teléfono día a día, sólo quién responde legalmente por la línea. Este esquema aplica tanto para nuevos contratos como para números que ya están activos y deberán actualizar sus datos antes de la fecha límite.
El registro podrá hacerse por internet o de forma presencial en los centros de atención. En el caso de AT&T, el proceso en línea arrancará el 7 de enero: la empresa enviará un mensaje de texto con un enlace oficial para capturar los datos, que luego serán verificados contra los registros de población. El trámite concluye cuando el usuario recibe la confirmación de que su información fue validada con éxito y la línea queda correctamente vinculada.
La consecuencia de no hacer el registro es clara: cualquier número que no esté asociado a una persona identificada podrá ser suspendido o deshabilitado. En el caso de los teléfonos de niñas, niños y adolescentes, esto implicaría que el servicio quede limitado, en el mejor de los casos, a llamadas y mensajes de emergencia. Para muchas familias, esto puede significar que el dispositivo deje de funcionar justo cuando es más necesario para comunicarse o localizar al menor.
Más allá del trámite administrativo, la medida abre una discusión sobre el equilibrio entre seguridad y privacidad en el entorno digital. El registro obligatorio busca frenar el uso de líneas “fantasma” para actividades ilícitas, pero al mismo tiempo obliga a los adultos a asumir de forma más explícita la responsabilidad sobre el uso que las y los menores hacen de sus teléfonos. Para los hogares, la recomendación central es no dejar el tema para el último momento: revisar con qué compañía tienen contratadas las líneas, verificar los requisitos y completar la vinculación a tiempo para evitar sorpresas cuando el nuevo esquema entre plenamente en vigor.



