22 de diciembre de 2024 11:40 am
OPINIÓN

Pueblo sin ley…

Las ideas que este gobierno ha tratado de imponer en materia económica, política y social, no son más que situaciones extraídas de la mente presidencial...

La semana pasada comenté sobre el llamado índice de confianza del consumidor, haciendo alusión a los resultados publicados en su momento por BANXICO e INEGI, en esta ocasión quiero platicar con usted, sobre un tema que nos guste o no, entendamos o no, hace mella en la economía no solo del país, sino, también en la cada uno de los hogares mexicanos.

Desde hace mucho tiempo hay una palabra que ronda por todos lados y se menciona como si fuera un verbo cualquiera, “estado de derecho”, para algunos es más que claro en cuanto a su significado, para otros solo es una conjugación más en el discurso político, permítame dar una definición muy básica para que a partir de ahí, podamos continuar.

Tomaré un definición de por allá del 2004 realizada por el entonces Secretario General de ONU Kofi Annan: “un principio de gobernanza en el que todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan públicamente, se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además de ser compatibles con las normas y los principios internacionales de derechos humanos. Asimismo, exige que se adopten medidas para garantizar el respeto de los principios de primacía de la ley, igualdad ante la ley, separación de poderes, participación en la adopción de decisiones, legalidad, no arbitrariedad, y transparencia procesal y legal”.

Me atrevo a tomar esta definición porque, en mi opinión, es una de las más completas que hay y porque no solo hace referencia a la aplicación de la ley, sino que, menciona algo básico que en cualquier democracia que se jacte de serlo: separación de poder y transparencia procesal; dos conceptos que a lo largo de estos 8 meses de la 4T, no solo han sido violentados, han sido borrados del lenguaje de la cúspide en el gobierno, empezando por el morador de Palacio Nacional.

Las ideas que este gobierno ha tratado de imponer en materia económica, política y social, no son más que situaciones extraídas de la mente presidencial, tal vez en momentos de insomnio, o de cansancio (porque debo reconocer, que a pesar de su edad y condición de salud preexistente ha fijado una agenda de trabajo bastante fuerte en lo relacionado con sus apariciones públicas), pero es más que claro que no han sido ideas pensadas a conciencia y mucho menos bien estructuradas, tan solo recordemos aquella declaración relacionada con el tren maya en donde AMLO, hizo mención de la madre tierra, a quién en palabras suyas, ya había pedido permiso, algo sin duda de risa y para la posteridad.

Por otro lado hemos visto como como cada una de sus ocurrencias, están basadas en quebrantar la ley, Santa Lucía fue frenado en principio por no contar con los estudios de impacto ambiental y eso, no importó, él sigue aferrado y no se moverá de esa situación, despedir personas a diestra y siniestra sin importar que se estén violentando sus derechos laborales, tampoco importa, por que primero está su ideología y no los derechos de cada uno de sus gobernados, implementar políticas sociales costosas retirando apoyos importantes a otras áreas que terminan vulnerando los derechos de terceros, no importa tampoco, por ejemplo, desabastecer clínicas y hospitales de medicina, para él solo es algo sin importancia, desaparecer las estancias infantiles, bien que mal ayudaban a las mujeres trabajadoras, pero tampoco importa, tomar decisiones que afectan el grado de inversión en nuestro país y que, como consecuencia nos tiene en un proceso de recesión, tampoco es importante, al contrario es parte de acabar con ese neoliberalismo que según él no solo no trae desarrollo, sino trae miseria, por lo tanto no importa acabar con fuentes de empleo, no importa que la economía no crezca, importa solo que el pueda reunirse cada semana con sus seguidores en la plaza pública y a todo le digan que sí.

Así mismo, desde el inicio de su administración e incluso desde antes, pronunció frases como: “abrazos no balazos” y “becarios, no sicarios”, lo anterior, enfocado precisamente a su “estrategia de seguridad”, donde el gobierno y no solo el actual, se han visto más que rebasados, desde lo ocurrido en aquel lejano 2 de octubre de 1968, los gobiernos han tenido miedo al tratar de implementar una acción real para permitir que el estado de derecho en nuestro país se imponga, la lucha contra el crimen y el respeto a la ley, son básicos para poder dar confianza no solo a las personas que habitamos en el país, sino también a los inversionistas que vienen a dejar sus recursos en nuestro territorio.

El gobierno de la 4T, no solo ha cimbrado a las inversiones al dejar claro que la actividad económica se basa en ocurrencias, también ha provocado que el turismo se vea afectado al carecer de un adecuado marco de seguridad que permita que tanto nacionales como extranjeros disfruten de las grandes virtudes que México ofrece, es en verdad notable como el uso del monopolio legítimo de la fuerza que tiene el estado es confundido con el autoritarismo y por lo tanto no se utiliza porque se tiene miedo a los costos políticos.

Señor Presidente, usted al representar la figura de Jefe de Estado y Gobierno, tiene la obligación de tomar decisiones reforzar el estado de derecho y dar confianza y certidumbre a todo nivel, pero, debe empezar por respetarlo y no imponer acciones o ideologías que violen la transparencia procesal y la separación de poderes; usted debe promover la pacificación de país utilizando ese recurso que la ley le tiene conferido al gobierno en lo relacionado al uso legítimo de la fuerza, no es autoritarismo evitar que situaciones como lo sucedido en la marcha contra la violencia del pasado fin de semana sucedan, o que se tomen carreteras y vías ferreas, no basta con pedirle al pueblo bueno y sabio, que se porte bien, porque le tengo una noticia, en muchas ocasiones, el pueblo no es ni bueno ni sabio, por tanto debe existir siempre un marco jurídico y debe hacerse cumplir sin miramientos de clase social, edad, género u otras distinciones.

La economía mexicana no aguantará por mucho tiempo los desatinos que se están haciendo, las familias mexicanas, cada día luchan más por salir adelante, usted debe ayudar a ese esfuerzo, no frenarlo ni socavarlo.

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