Por Eduardo López Chávez
Fuimos sorprendidos al cierre de la semana pasada, con la noticia de la detención en el estado de California del General exsecretario Salvador Cienfuegos, una situación muy interesante, porque además de ser golpe directo a la cúpula de la administración pasada, tiene un gran efecto colateral que golpea en el centro de la 4T.
Nadie, absolutamente nadie, puede negar que las fuerzas armadas en nuestro país son una institución que a pesar de todos y de todo, gozan de cierto beneplácito por parte de la población, todavía se les ve como una fuente de orden y respeto muy importante, sin embargo, la detención del General, pone en duda si las altas esferas de la fuerzas castrenses aún son de confianza o no.
Los cargos que se le imputan a Cienfuegos están relacionados con narcotráfico, por lo que se presume que, el crimen organizado llegó a contagiar hasta las células más altas de los cuerpos encargados de la seguridad nacional, situación que desafortunadamente traspasa sexenios, en el caso del Ejército, recordemos que la cadena de mando está perfecta y claramente delimitada, tan es así que de acuerdo con la tradición y regla no escrita, es el General Secretario saliente quien da el nombre de posibles candidatos a sucederlo, cuestión que por un lado facilita el relevo y por otro asegura que la cadena de mando se mantenga.
Dado lo anterior, el Ejército sobre el cual, el hijo predilecto de Macuspana ha cimentado su estrategia de militarización del país, es en realidad una herencia viva de administraciones anteriores, es decir, ¿qué garantiza que los altos mandos actuales no estén coludidos o tengan información de lo sucedido en años pasados?, si bien le deben lealtad jurada al titular del ejecutivo, recordemos que su relación no empezó nada bien, el tabasqueño incluso dijo que si por él fuera desaparecería a las fuerzas armadas, incluso al enterarse de la detención dijo de manera muy puntual: “Todos los involucrados con Cienfuegos serán suspendidos del Ejército”.
Conocedor entonces de la situación del país, el morador de Palacio Nacional rectificó el camino al tomar posesión de la silla presidencial y empezó una estrategia para beneficiar económicamente hablando a la institución que hacía no mucho desdeño, otorgándoles gran cantidad de recursos y el control de puertos y aduanas.
Dinero por supuesto que no le falta a la SEDENA, pero, en el afán de dar a manos llenas esos recursos, el morador de palacio los convirtió en albañiles, fontaneros, carpinteros y otros oficios que por supuesto no deben ser menospreciados (todos los hemos utilizado alguna vez), pero no son para nada cercanos a la actividad principal para la que fueron creados y surge entonces otra duda ¿por qué de la nada surgió tanto amor por las fuerzas armadas?, ni siquiera 24 horas habían transcurrido del arresto y desde el púlpito del Ejecutivo se rectificó: “No habrá limpieza en el Ejército hasta que se demuestre la culpabilidad de Cienfuegos”.
La caída del “Padrino”, abre una gran cantidad de interrogantes, pero también siembra dudas sobre la solidez de la Institución, si esto ya era conocido en los pasillos de palacio y decidieron hacer como que no sabían, están cometiendo un grave error, tarde o temprano se darán a conocer más nombres y esto podría poner en jaque la estrategia de la mal llamada 4T, esto apenas comienza, las próximas semanas y meses van a ser muy interesantes, las elecciones en Estados Unidos y el inicio de las campañas en nuestro país, son carnada suficiente para hacer ofertas que muchos no podrán resistir.
Finalmente, por si algunos piensan que la detención del General, implica un paso más rumbo a la detención de Enrique Peña Nieto, por favor, abran los ojos, a Peña no lo van a tocar, no por ahora, no este gobierno, ojalá me equivoque pero, pecando de soberbia, lo dudo.
