(Audio por: Juan Pablo Mangino Mercadillo)
Por Eugenio Gómez Alatorre
El pasado 11 de febrero, la Junta de Gobierno de Banco de México decidió disminuir en 25 puntos base el objetivo de la tasa de interés de referencia. Después del anuncio, he leído comentarios positivos de esta política de parte de varios analistas expertos en Economía. Sin embargo, hay ciertos elementos que me causan dudas y que expongo a continuación.
Nadie puede dudar que la economía mexicana pasa por un mal momento. Malísimo en realidad. Después de una caída histórica (-8.3% de acuerdo a la estimación preliminar de INEGI), se espera que la economía crezca sólo 3.74% de acuerdo a la última encuesta de expectativas que levanta el mismo Banco de México cada mes. De materializarse este pronóstico, estaremos viendo un fracaso total de una economía que no puede empezar a recuperar el terreno perdido.
Por otro lado, la respuesta de libro de texto de la política monetaria implica bajar la tasa de interés cuando la economía se encuentra en tan deteriorado estado. Entonces, ¿por qué la duda? Por un lado, porque al estar restringida la demanda y también la oferta debido a la pandemia y los confinamientos, parece muy difícil que la política monetaria tradicional logre hacer mucho por estimular a la economía.
Bueno, al menos se intenta, dirá alguno. Y sí, está bien. Pero aquí me da la impresión de que Banco de México ha disminuido la tasa con ese objetivo en vista: el que se vea que lo intentaron. Me da la impresión de que de cierta forma saben que no tendrán éxito.
Esto lo digo porque si se logra reactivar la economía, la inflación podría escaparse de las manos del Banco Central. El mismo comunicado del banco afirma que la inflación subirá en el segundo trimestre pues se pierde el efecto positivo de la caída de los precios de los energéticos en 2020. También se reconoce que la inflación de mercancías es alta y que las expectativas de inflación para 2021 aumentaron ligeramente.
Por otro lado, la inflación medida por el índice nacional de precios productor registró en enero una variación anual de 5.22%. Esta es una medida más comprensiva de los precios en la economía que la del índice de precios al consumidor. Todo lo anterior parece mostrar un balance de riesgos no tan favorable para la inflación que es el objetivo más importante del Banco Central. Esto es lo que me hace pensar que la Junta de Gobierno de esa institución debe estar bastante convencida, desgraciadamente, de que la debilidad de la economía persistirá todo el año.
Lo más incómodo es ver al Banco Central hacer intentos por ayudar a la economía que muy probablemente serán poco efectivos. Mientras que las autoridades del Gobierno Federal no hacen nada por arreglar una situación que deberían de poder contribuir a solucionar o, cuando menos, no agravar.
