7 de junio de 2025 1:54 pm
Cerrar / Abrir
OPINIÓN

Nunca un tiempo pasado fue mejor

La respuesta social ha sido inmediata y centenares de cantantes, actores, periodistas e intelectuales han suscrito sendos manifiestos en contra del encarcelamiento del rapero...

ESCUCHAR EL AUDIO
(Audio por: Verónica Michelle Becerril Zamora) Amanda Vega Hidalgo

Supongo que ya es sabido por todos que el 16 de febrero de este mismo año Pablo Rivadulla Duró, conocido artísticamente como Pablo Hasel, ha sido detenido en la Universidad de Lleida para cumplir condena de nueve meses de prisión por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona atribuidos a algunos de sus tweets y canciones.

La respuesta social ha sido inmediata y centenares de cantantes, actores, periodistas e intelectuales han suscrito sendos manifiestos[1] en contra del encarcelamiento del rapero, posición a la que se han sumado organizaciones internacionales de Derechos Humanos como Amnistía Internacional. Sin embargo, lo más significativo desde mi punto de vista, han sido las manifestaciones espontáneas que han surgido en ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Pamplona o Granada demandando su puesta en libertad.

Con todo, la imagen que nos llega desde los medios de comunicación de forma continua y sin excepciones es solo una: estas manifestaciones se están llevando a cabo desde la violencia siendo esta la protagonista de las mismas tal y como muestran las imágenes de contenedores ardiendo y escaparates rotos. En absolutamente todos los medios, el debate gira exclusivamente en torno a esto. Qué pena.

No voy a entrar a valorar ningún aspecto jurídico concreto puesto que entiendo que todo ello tiene plena cabida dentro del marco legal del Estado Español. No obstante, como economista que se preocupa por los procesos sociales, joven trabajadora que se enfrenta a un mercado laboral donde cada vez la fuerza de trabajo está más desvalorizada y ciudadana de un país en el que se aplica una determinada legislación a la hora de ejercer el derecho a la libertad de expresión, creo firmemente que esta muestra de explosividad social debe abordarse de una forma seria, profunda y responsable. No solo en España sino en todo el mundo. Y no solo con este caso, sino con todos aquellos movimientos sociales que muestran que “algo no va bien” y que un cambio es necesario.

¿Qué es lo que hay detrás de estas manifestaciones, aquello que al discurso oficial no le interesa poner sobre la mesa? Desde mi punto de vista son varios aspectos. En primer lugar, se parte de un contexto presente social muy complejo y desolador donde tanto las condiciones materiales como las psicológicas se ven mermadas y un pasado muy reciente de una crisis a la que se hizo frente mediante ajustes salariales y grandes represiones sociales. Esto último se ve expresado, por ejemplo, en la aprobación de la Ley Orgánica de protección de la seguridad ciudadana, más acertadamente conocida como Ley Mordaza, que, entre otros muchos aspectos, otorga una gran discrecionalidad a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a la hora de sancionar infracciones no poco ambiguas que atentarían contra el orden público. No es casualidad el año de su entrada en vigor (2015), momento de auge de manifestaciones y protestas sociales en contra de los rescates bancarios, los recortes y el aumento de la precariedad laboral.

Por otra parte, el perfil protagonista de estas protestas es de persona joven de clase trabajadora, representación de un segmento poblacional que en este momento ostenta unos niveles de desempleo del 40%[2], siendo este el mayor nivel de entre los países de la OCDE. Además, en 2020, la figura de los “ninis” (personas de entre 15 y 29 años que “ni” estudian “ni” trabajan), ha sufrido el crecimiento más alto desde 2013[3] y cada vez se retrasa más la edad de emancipación y en muchos casos, esta es tan solo parcial puesto que se hace posible gracias a la ayuda de los padres.

Y, por último, la gota que colma el vaso: encarcelan a un rapero que manifiesta sus ideas en canciones y redes sociales, centradas sobre todo en la crítica a la monarquía y al Estado Español. Unas ideas que el cantante transformaba en arte a través de sus canciones. Sin entrar en la controversia de si el arte debe tener límites o no (desde mi punto de vista, una frase que contenga las palabras “arte”, “deber” y “límites”, como mínimo, chirría) lo que saca a relucir este hecho es que mientras que el Estado se muestra incapaz de garantizar un mínimo bienestar material para una población joven cada vez más desvalorizada, sí que ostenta los medios con los que acallar y “quitar de en medio” a aquellos que molestan y que señalan de forma clara algunos de los problemas más enquistados de la democracia española. Y con esto no señalo a ningún partido concreto (a la oposición le viene de perlas estar hablando de los contenedores quemados en lugar de las cada vez mayores acusaciones de organización criminal que se les atribuye, lo mismo que a cualquier partido autonómico que prefiere señalar el escaparate roto en lugar del calendario de vacunación), sino al Estado como un agente partícipe más del juego de la economía mundial capitalista. Yo, personalmente, digo NO a la represión social, NO al retroceso de derechos por los que tanta sangre ha tenido que ser derramada y SÍ al debate permanente, SÍ a la mejora de las condiciones de los trabajadores y por supuesto, SÍ a la libertad de expresión.


[1] Les dejo un manifiesto firmado por más de 200 artistas donde exigen la libertad de Pablo Hasel: https://es.scribd.com/document/493792939/200-artistas-apoyan-a-Pablo-Hasel-y-piden-su-libertad-ante-su-entrada-en-prision#download

[2] https://data.oecd.org/unemp/youth-unemployment-rate.htm#indicator-chart

[3] https://www.educacionyfp.gob.es/servicios-al-ciudadano/estadisticas/laborales/epa.html

Todo el contenido de El Comentario del Día en la palma de tu mano. Suscríbete a nuestros canales de difusión: WhatsApp | Telegram

Compartir en:

Twitter
Facebook
LinkedIn
Telegram
WhatsApp
Email

Más Columnas de opinión

PUBLICIDAD

Noticias de interés

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *