Mucha gente cree que al ser adulto uno no puede disfrutar de tiras cómicas; que si son muy infantiles, que si son muy simples, que si son poco inteligentes. El mundo de las viñetas es inmenso y como hay colores, hay un sinfín de autores que caricaturizan la vida cotidiana brindando alegría con sus ocurrencias. Este género literario es anacrónico, no por nada Roy Lichtenstein impulsó al Pop Art gracias a sus lienzos que captan pequeñas escenas de mujeres llorando y embellecidas por los trazos y el puntillismo del efecto de la prensa de periódicos.
Las tiras cómicas más evidentes son las de superhéroes: desde DC hasta Marvel, existen numerosos personajes en universos y multiuniversos para la gente a la que le que gusta imaginarse luchas entre el bien y el mal, cuyos contendientes cuentan con poderes extraordinarios. La sátira política también se encuentra en este punto; pueden encontrarse en periódicos, con la limitación de un cartón muy puntual o de una tira con varias viñetas, pasando por todo el gradiente de posturas políticas que van de la izquierda a la derecha. Incluso, hay periodistas que han decidido realizar reportajes en este formato para ilustrar –valga la redundancia– sus argumentos y los hechos que describen.
Tom Gauld nació en Escocia hace 45 años y ha encontrado ganarse la vida creando cartones para The Guardian, The New Yorker y New Scientist, algo que siempre quiso porque deseaba trabajar en dónde pudiera ser creativo y dibujar. Su éxito ha sido tal que incluso ha podido publicar varios libros, tanto para un público adulto, como para un público infantil. En la cocina con Kafka es una colección de viñetas que ilustran con humor la cohesión entre crítica literaria y cultura pop. Pudiendo ser un libro pesadamente intelectual, cada página es concisa, brillante, simple, seria y graciosa.
Desde viñetas sarcásticas sobre los peligros para la salud de ser un escritor de éxito en ventas hasta una lista de artículos mágicos para escritores de fantasía, Tom Gauld ameniza los problemas del ambiente literario haciendo ilustraciones perspicaces y llenas de jiribilla que encantan a la gente que ama leer y a la gente que no le gusta leer tanto pero que tiene una cosquilla por la cultura.
En la cocina con Kafka, Todo el mundo tiene envidia de mi mochila voladora, Goliat y Un policía en la Luna son una prueba fehaciente que el mundo de las tiras cómicas no es infantil, ni simplón, ni tonto. Pueden ser graciosas y reírse a costa de la cultura, advirtiendo con notas divertidas las ridiculeces que a veces los humanos realizamos para parecer intelectuales tomándonos muy en serio la vida.
Un comentario
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