22 de diciembre de 2024 4:41 pm
OPINIÓN

De Economía y otras cosas

Un elemento esencial de la competitividad de un país, de hecho el más importante, es el Estado de Derecho, definido como el gobierno de las leyes justas, que reconocen plenamente, definen puntualmente y garantizan jurídicamente los derechos de las personas...

AUDIO COLUMNA
Arturo Damm Arnal

La semana pasada, Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México, tuiteó esto: “Aquí vemos la actividad económica (IGAE) desde 2018 a la fecha. Necesitamos encontrar la fórmula para crecer”, y presentó la gráfica del Indicador Global de la Actividad Económica, IGAE, que muestra una clara reducción en la tasa de crecimiento de la economía, que se mide por el comportamiento de la producción de bienes y servicios, relacionada con la creación de empleos, la generación de ingresos, y el bienestar de las personas. Ante los malos resultados en materia de crecimiento (que, dicho sea de paso, los tenemos desde 1982), Heath apuntó que “necesitamos encontrar la fórmula para crecer”.

Al tuit de Heath respondí con este otro: “Fórmula: Estado de Derecho = confianza empresarial = inversiones directas = producción (variable con la que se mide el crecimiento), empleos e ingresos = bienestar (que depende de empleos e ingresos). Todo empieza por el Estado de Derecho”.

El crecimiento de la economía se mide por el comportamiento de la producción de bienes y servicios para el consumo final, el Producto Interno Bruto, PIB, que depende de las inversiones directas, que se destinan a la producción de satisfactores, con los que satisfacemos nuestras necesidades, a la creación de empleos, ya que para producir alguien tiene que trabajar, a la generación de ingresos, ya que a quien trabaja se le paga por hacerlo, empleos e ingresos de los que depende el bienestar de las personas, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que disponen, la mayoría de los cuales hay que comprar, para lo cual hay que pagar un precio, para lo cual se requiere de ingreso, para lo cual se requiere de empleo.

Las inversiones directas dependen de la confianza de los empresarios para invertir directamente en el país, misma que depende de la competitividad del mismo, definida como su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas. Atraer: que los empresarios decidan invertir directamente en el país. Retener: que los capitales ya invertidos directamente en el país se queden invertidos directamente en el país. Multiplicar: que las utilidades generadas por los capitales invertidos directamente en el país se reinviertan directamente en el país.

Un elemento esencial de la competitividad de un país, de hecho el más importante, es el Estado de Derecho, definido como el gobierno de las leyes justas, que reconocen plenamente, definen puntualmente y garantizan jurídicamente los derechos de las personas, que en el caso de los empresarios son el derecho a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, y el derecho a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender, Estado de Derecho que en México no pasa de ser Estado de chueco, mismo que se ha enchuecado más desde que la 4T llegó al poder, con su clara animadversión hacia la empresa privada, animadversión que en muchos casos se ha convertido en agresiones, desde consultas populares para decidir si se invierte o no, hasta la propuesta de contrarreforma eléctrica.

La fórmula para lograr un mayor crecimiento económico, más empleos y más ingresos, y mayor bienestar, ¡que es lo que realmente importa!, es: “Estado de Derecho = confianza empresarial = inversiones directas = producción (variable con la que se mide el crecimiento), empleos e ingresos = bienestar (que depende de empleos e ingresos). Todo empieza por el Estado de Derecho”, debiendo ser las inversiones directas de la iniciativa privada, no del gobierno, debiendo darse en mercados lo más competidos posibles, para lo cual el gobierno debe permitir que todo aquel, nacional o  extranjero, que quiera participar, produciendo, con capital nacional o extranjero, u ofreciendo, producto nacional o importado, lo pueda hacer. Se llama economía de mercado.

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