Alejandro Javier Saldaña Brito

En el último trimestre de 2021, el producto interno bruto (PIB) cayó a tasa trimestral por segunda lectura consecutiva. Gran parte del debate se ha centrado en si esto se debe clasificar como una recesión –me parece que todavía no-, cuando lo realmente preocupante es que todo apunta a una historia de muy lento crecimiento en los próximos años.
El PIB se contrajo 0.1% a tasa trimestral durante el 4T2021 y, dado que esta fue la segunda variación negativa consecutiva (-0.4% en el 3T2021), en medios ha sido muy común leer que la economía mexicana entró en una “recesión técnica”. El simple hecho de que la economía caiga por dos trimestres no puede considerarse automáticamente como una recesión, pues, además de esta condición de temporalidad, la debilidad en la actividad debe ser “significativa” y “amplia”, además de afectar a otras variables, como el empleo, el ingreso personal y las ventas minoristas.
La caída en la actividad no fue realmente significativa (-0.1% t/t), mucho menos amplia. La producción en el sector de los servicios fue la única en retroceso durante el 3T y el 4T del año pasado, entre otros elementos, reflejando las distorsiones asociadas a los cambios en materia de subcontratación laboral. Por el otro lado, las actividades agropecuarias e industriales lograron avanzar, incluso las segundas se aceleraron al cierre de 2021.
Además, otras variables mejoraron al final del año pasado. La tasa de desocupación promedio en el 4T fue de 3.9%, contra 4.0% en los tres meses anteriores. Por su parte, las ventas al menudeo crecieron a una tasa mensual promedio de 0.6% entre octubre y noviembre (todavía no se tiene el dato para diciembre).
Entonces, estrictamente, no se debe de hablar de una recesión. Lo que sí es preocupante del dato del PIB que recientemente conocimos, es que el “efecto rebote” ya se perdió y no alcanzó para recuperar los niveles de producción pre-pandemia, por un lado, y que la economía parece encarrilarse hacia una senda de débil crecimiento económico, por el otro.
El producto en el 4T2020 fue 3.0% menor que en el 4T2019. Contra su máximo histórico, registrado en el 2T2018, la diferencia es de -4.2%. Hacia adelante, difícilmente la economía logrará crecer de forma sostenida a tasas superiores al 2%, si se mantiene la atonía en la inversión fija bruta, es decir, el gasto en construcción y maquinaria y equipo, que amplía la capacidad de producción y genera empleos. Como muestra, a octubre pasado, que es el último dato disponible, esta variable se encontraba en niveles similares a los de 2011.
Para destrabar a la inversión se requiere, necesariamente, generar un entorno de seguridad, certeza y confianza. La falta de reglas claras y de respeto a los contratos y acuerdos, principalmente en sectores clave, como el energético, han afectado significativamente a la inversión y, por ende, al crecimiento económico desde antes de la pandemia. No hay que olvidar que el PIB venía cayendo desde 2019.