23 de diciembre de 2024 9:44 am
OPINIÓN

La guerra entre Ucrania y Rusia: La competencia en la economía mundial

...si realmente queremos comenzar a comprender el porqué del conflicto, hay un aspecto que desde mi punto de vista es clave: la competencia capitalista por un mercado mundial que cada vez se torna más estrecho. Esta sería para mí la causa principal de todos los conflictos humanitarios actuales y este no es una excepción...

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Amanda Vega Hidalgo

Después de unos meses sin haber pasado por aquí y tras unos días necesarios para mí que me han permitido poder informarme más a fondo, digerir dicha información y reflexionar sobre ella, hoy me gustaría compartir con vosotros algunas de mis opiniones sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania. Antes de comenzar, como ya sabéis que me gusta hacer, quisiera aclarar un aspecto: no es mi intención aquí realizar ningún relato sobre lo acontecido en el campo de batalla desde el 24 de febrero de 2022 ni tampoco abordar aspectos técnicos sobre estrategias bélicas (para ello existen múltiples fuentes especializadas entre las que me gustaría recomendar “Descifrando la Guerra”: https://www.descifrandolaguerra.es/). Las siguientes líneas son una serie de reflexiones propias sobre lo que está ocurriendo, por qué está ocurriendo y cómo se está interpretando desde occidente, que es la perspectiva en la que me encuentro irremediablemente inmersa en mi día a día.

En primer lugar, quisiera declarar mi más absoluto rechazo a la guerra, tanto a esta como a otras muchas que se están librando actualmente en otros lugares del planeta. Dicho esto, para abordar la problemática, propongo, como siempre, acudir al potente instrumento de análisis que conforma la economía política. En este sentido, si realmente queremos comenzar a comprender el porqué del conflicto, hay un aspecto que desde mi punto de vista es clave: la competencia capitalista por un mercado mundial que cada vez se torna más estrecho. Esta sería para mí la causa principal de todos los conflictos humanitarios actuales y este no es una excepción. Sin embargo, es muy usual en los relatos del “mainstream” informativo pasar inadvertido esta pieza imprescindible y apuntar hacia otra serie de aspectos que lo único que hacen es distraer a la opinión pública de algo que verdaderamente está revelando las carencias del sistema económico mundial actual y los horrores que este provoca. Por ejemplo, ¿cuántas veces hemos leído en los libros de historia que la causa de la Primera Guerra Mundial es el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria? ¿Quiere esto decir que si dicho señor se hubiese visto en la obligación de estar encamado durante unas semanas por, pongamos un ejemplo, una fuerte indisposición gástrica, nunca hubiese tenido lugar uno de los conflictos más cruentos y decisivos en la historia de la humanidad? Algo parecido está ocurriendo con la guerra entre Ucrania y Rusia en cuanto a la campaña que existe alrededor de la figura personal de Putin. No quiero decir con ello que el presidente de Rusia no tenga nada que ver en todo lo que está aconteciendo; en realidad, “todo tiene que ver” y un análisis riguroso contempla todos los elementos. No obstante, se están llevando a cabo ciertas interpretaciones que, en mi opinión, prácticamente vienen a afirmar que la causa última del conflicto es el desequilibrio mental del presidente de una de las principales potencias económicas mundiales y en el caso de que fuera cualquier otra persona la que ostentase dicho cargo, directamente no habría conflicto. Y en las noticias no nos paran de bombardear con relatos sobre su perfil psicológico, su falta de empatía, el trato que da a sus compañeros de gobierno, etc.  Yo no soy psicóloga, pero reducir a esto la interpretación de un conflicto que afecta al mundo entero me parece una tremenda simplificación.

Desde que la URSS cayó en 1991, Estados Unidos ha ostentado el papel de economía hegemónica en la arena mundial sin prácticamente ningún tipo de competencia real. Pero la historia no es estática, sino todo lo contrario: se desarrolla en una continua dialéctica y, de hecho, es el propio modo de producción el que inevitablemente provoca estos conflictos a través de sus diversas contradicciones. De esta manera, desde hace unos años, la economía estadounidense (y podríamos ampliar el análisis en realidad al bloque de las economías occidentales), está viendo amenazada su posición privilegiada, algo de lo que muchos autores vienen advirtiendo desde hace tiempo[1]. No es casualidad que sea ahora, momento en el que se revela una verdadera escasez de materias primas, sobre todo energéticas, usadas tradicionalmente en el proceso productivo conducido por el capital occidental, que se estén promocionando, con un clarísimo apoyo por parte de los Estados al capital privado, las energías verdes. Os animo a que consultéis de hecho cuál es el impacto sobre la inflación en los países europeos y en EEUU del precio de la energía, que, al menos en España, no para de alcanzar niveles históricos, algo de lo que ya hablábamos en artículos anteriores. En este sentido, Rusia no tiene ningún tipo de problema de abastecimiento y los competidores mundiales son perfectamente conocedores de ello.

¿Y qué tiene que ver Ucrania en todo esto? Desde mi punto de vista y desgraciadamente, es una suerte de trofeo con el que se pretende demostrar hasta dónde llega la competencia. Pero el asunto es realmente complejo y los actores no son solamente Rusia-Ucrania-EEUU. En el próximo artículo abordaremos el papel de la Unión Europea que es bastante particular por su propia naturaleza.


[1] Véase Samir Amin o Michael Roberts

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