21 de diciembre de 2024 5:27 am
OPINIÓN

Aparece el fantasma de la recesión en la economía estadounidense

...En el último mes, que comprende del 8 de abril al 6 de mayo, el rendimiento del bono del tesoro americano a 10 años pasó de 2.70 a 3.13%, descontando una elevada inflación y una agresiva respuesta monetaria esperada por parte de la FED...

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Alejandro Javier Saldaña Brito

El dato preliminar del PIB para el primer trimestre del año, la elevada inflación y el incremento en las tasas de interés han vuelto a sonar las alarmas sobre el advenimiento en el futuro próximo de una recesión económica en los Estados Unidos. Si observamos con mayor detalle la información más reciente de aquel país, posiblemente, estemos en la antesala de una fuerte desaceleración, y no de una recesión.

En primer lugar ¿qué es una recesión? De acuerdo con la Oficina Nacional de Investigación Económica en los EE. UU. (NBER, por sus iniciales en inglés), una recesión es una contracción significativa y generalizada en la actividad, que se extiende más allá de unos meses. De esto se derivan tres criterios que, usualmente, deben de cumplirse: profundidad, difusión y duración. Sin embargo, NBER reconoce que hay ocasiones muy particulares en las que se podría dejar de lado alguna de estas condiciones, si el resto exhibe un impacto extraordinario. Un ejemplo de esto fue la crisis de 2020, que fue relativamente breve, pero extremadamente profunda y generalizada.

Hoy, entre los factores por los cuales se comienza a hablar de una recesión en los Estados Unidos, encontramos: i) la prevalencia de obstrucciones en la producción, por la falta de insumos a nivel global, que se extienden ante los conflictos en Europa del Este y los últimos confinamientos en China; ii) la disipación de los efectos de los apoyos federales a hogares y negocios, que se entregaron entre 2020 y 2021; iii) el incremento en la inflación, que empezará a impactar al poder adquisitivo y, por lo tanto, el ritmo al cual crecerá el gasto de los hogares; iv) el endurecimiento de la postura monetaria por parte de la Reserva Federal (FED), en respuesta a la inflación, lo cual encarece el financiamiento para el gasto; y, v) para colmo, el producto interno bruto (PIB) en aquel país exhibió una contracción de 1.4% a tasa trimestral anualizada, con base en estimaciones oportunas.

El temor es real. Así lo exhibe el fuerte reacomodo que han sufrido los mercados financieros. En el último mes, que comprende del 8 de abril al 6 de mayo, el rendimiento del bono del tesoro americano a 10 años pasó de 2.70 a 3.13%, descontando una elevada inflación y una agresiva respuesta monetaria esperada por parte de la FED, mientras que los índices S&P y NASDAQ de la bolsa americana cayeron 8.1 y 11.4%, respectivamente, donde el segundo de estos tiene una mayor exposición al sector tecnológico, que a su vez es más sensible al efecto negativo que tiene el aumento en las tasas de interés sobre la valuación de los ingresos futuros de las compañías.

A mi parecer, la economía norteamericana, sin duda, mostrará una marcada desaceleración, en buena medida, por el incremento en las tasas de interés y otras medidas que ejecutará la Fed con el fin de abatir las presiones inflacionarias. Este contexto traerá más riesgos en unos sectores de la actividad que en otros, como el de la vivienda.

Mas esto no necesariamente quiere decir que en el futuro próximo irremediablemente se concretará una recesión económica, es decir, una contracción profunda, generalizada y duradera en la actividad. Sobre todo, si tomamos en cuenta que la economía norteamericana parece estar actualmente en un buen momento. Por ejemplo, la caída del PIB al inicio de este año se explicó por dos factores. El primero, un mayor déficit comercial, es decir, que las importaciones fueron mayores que las exportaciones, lo que es un indicio de que el consumo en los Estados Unidos fue mayor que el de sus socios comerciales; el segundo, una menor acumulación de inventarios respecto al cierre de 2021. Mas aún, el consumo y la inversión fija privados, no sólo crecieron, sino que se aceleraron respecto al trimestre inmediato anterior. Por su parte, la producción industrial creció casi 1.0% a tasa mensual durante el 1T. Finalmente, el empleo mantiene solidez: las nóminas no agrícolas registraron 428 mil nuevas posiciones en abril pasado, después de promediar 528 mil en los primeros tres meses del año.

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