Rodrigo Saval Pasquel

En México hay 3 momentos clave que se repiten todos los sexenios, y que nos pueden ayudar a entender el futuro político inmediato del país. Estos 3 períodos son la elección Presidencial, la elección intermedia, y la elección del Estado de México. Habiendo concluido las elecciones intermedias y las del 2022, todos los partidos han dirigido todos sus recursos y atención a la elección del 2023, hoy ya mejor conocida como la “antesala al 24”. Pero ¿por qué es tan importante? Y ¿qué podemos esperar de la misma?
Para entender la relevancia de la elección del Estado de México, es obligatorio mencionar que en esta entidad —según datos del Instituto Nacional Electoral con corte a enero de 2022— se encuentran registradas para votar en el padrón electoral nacional 12,370,905 personas. Es decir, el 13.19% de los votantes de México, coronándose así como el Estado con más votantes del país.
A raíz del dato anterior, se le otorgan de manera automática ciertas ventajas a la persona o partido que gobierne la entidad. Entre ellas un mayor conocimiento de marca y —en ciertos casos— de candidato Presidencial en el mayor electorado del país; acceso a un descomunal presupuesto estatal; y en términos económicos, control sobre la toma de decisiones de uno de los PIBs más importantes del país. Para explicarlo de forma más burda, gobernar el “Edomex” puede catapultar a la Presidencia al grupo o persona que tenga como objetivo gobernar a los más de 128 millones de personas que vivimos en México.
También se debe ofrecer contexto sobre la coyuntura política que antecede a esta elección. Si observamos un mapa de las entidades que hoy son gobernadas por Morena, nos podemos dar cuenta que la gran mayoría eran gobernadas por el PRI en 2017. Hoy quedan exentas únicamente Coahuila y Estado de México. Sería poco creíble de mi parte expresar que no son notorias ciertas señales que vuelven evidente la existencia de un acuerdo entre el PRI y Morena para “entregar” las plazas del viejo régimen al “nuevo orden”.
Especialmente cuando varios exgobernadores priístas han sido “premiados” por el Presidente con embajadas o consulados en Europa. Habiendo dicho lo anterior, no me resultaría precipitado imaginar que desde hace años, el actual gobernador del Estado de México —Alfredo Del Mazo—, ya estaba revisando mapas para crear una lista de países y ciudades europeas que lo pudieran recibir como embajador o cónsul en 2023.
Si asumimos que este acuerdo es una realidad —razonamiento por el cual me inclino personalmente—, podríamos argumentar que en caso de que exista una alianza “Va X México” para ganar el Estado de México en 2023, la misma contará con un “caballo de Troya”. Además de explicar que el priísmo jamás permitirá que un candidato del PRD o del PAN lidere sus esfuerzos políticos en el máximo —y probablemente último— bastión del PRI a nivel nacional, ya que por lo menos intentarán morir con el honor intacto.
Tomando en cuenta lo anterior, el llamado “voto útil” toma un matiz diferente, pues el color naranja comienza a pintarse solito como la única alternativa que pudiera llegar a ganarle a Morena. Más aún si se considera que el posible candidato más valioso de todos los partidos de “oposición” es el actual Senador, Juan Zepeda Hernández; y que Morena del Estado de México llega peligrosamente fracturado a esta elección.
Desde otra óptica, es importante mencionar que a esta elección se le llama “antesala al 24” por una razón muy especial. Las negociaciones y resultados que surjan de los comicios en el Estado de México, dictarán de manera casi exacta lo que sucederá en términos partidarios —y electorales— en la elección Presidencial del 2024. Por lo mismo les puedo adelantar que esta jornada electoral podrá definir la derrota definitiva del PRI; la culminación de Morena en el poder por otro sexenio —al menos—; o el surgimiento de un México naranja.









