Cecilia González Michalak
Este ejemplar es ideal para todos aquellos amantes de las historias de terror y de suspenso con un toque sobrenatural. Este libro es un compendio de cuentos creados por Amparo Dávila (1928-2020), escritora zacatecana. Cada uno de estos relatos busca perturbar al lector llamándolo a adentrarse a la locura de sus personajes –sobre todo de sus protagonistas femeninas– en un ambiente de peligro y muerte.
El huésped, relato principal, narra cómo un extraño ser acecha la recámara de invitados de una mujer que vive una vida tranquila hasta convertirla en un manojo de nervios. Otros cuentos que se pueden encontrar son Alta cocina, La señorita Julia, Árboles petrificados, Griselda, Estocolmo 3, Música concreta, El jardín de las tumbas, El último verano, Matilde Espejo, Óscar, El entierro y Tiempo destrozado. Para terminar, esta edición incluyó un poema de la escritora llamado Semblanza de mi muerte.
En ellos existe una atmósfera muy especial, la de un México de los años 60, dónde abundan los recuerdos empolvados de una época mejor, y dónde las mujeres tenían muchas aspiraciones pero pocas oportunidades por un techo de cristal construido a medida de las “buenas costumbres”. Las sensaciones de las casas, las calles, los comercios… Dávila es capaz de hacer palpable el olor de humedad del ambiente, y el sabor metálico que causa el miedo en la boca, a través de las palabras.
Esta escritora ha sido galardonada varias veces por su trayectoria y por su apoyo a este género literario. A finales de 2015, después de que se le otorgara la Medalla Bellas Artes en reconocimiento a su vida profesional y a su trabajo, el gobierno de México empezó las convocatorias anuales del certamen nacional de cuento fantástico con su nombre: el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí Amparo Dávila para impulsar la creación literaria en residentes de México. En 2018, la Secretaría de Cultura junto al Fondo de Cultura Económica sacó esta edición ilustrada increíblemente por el artista argentino Santiago Caruso. Éste, capta lo tenebroso de los cuentos de Dávila agregándoles esa pizca de locura sin salida para convertir en imágenes las pesadillas que acosaban a la escritora zacatecana.