Coyuntura económica y algo más

Hace algunos días, el CONEVAL dio a conocer el indicador de pobreza laboral al último trimestre del 2022, este indicador, hace referencia a todas aquellas personas que aun cuando se encuentran empleados, no obtienen un sueldo suficiente para cubrir las necesidades básicas del hogar, definiendo este último, como todas aquellas personas que viven en un mismo sitio, pero, tienen dependencia económica de una o más personas, es decir, cuando en un hogar hay cuatro personas, pero solamente uno de ellos es el sostén económico, cuando menos debería ganar cuatro salarios mínimos, dado que, el salario mínimo es el que garantiza la satisfacción de las necesidades básicas de las personas, ganar menos de ese nivel, implica caer en pobreza laboral.

Al respecto y de acuerdo con los datos publicados, el porcentaje de la población que se encuentra en situación de pobreza laboral en nuestro país, tuvo una disminución con respecto al tercer trimestre 2022 de 1.6 puntos porcentuales, pasó del 40.1 por ciento al 38.5 por ciento, un buen resultado, así mismo, destaca que la tasa de participación laboral tuvo un incremento de 0.7 puntos porcentuales respecto al mismo período del año anterior, ubicándose en un nivel del 60.4 por ciento, con una mayor participación de hombres que de mujeres, por el lado de la tasa de desocupación que se encuentra en un nivel del 3 por ciento, hay una disminución con respecto al último trimestre del año 2021 de 0.7 puntos porcentuales, ambos buenos resultados.

Dicho resultado positivo, debe ser comparado con respecto al momento previo de la pandemia para poder tener una idea más clara de si estamos mejor o peor, en 2020, el nivel de pobreza laboral se encontraba en 36.6 por ciento, el nivel más bajo desde el 2008, lo que implica, por un lado, que si hay un impacto económico por la pandemia y por otro, que aún estamos por arriba de esos niveles a pesar de la reapertura económica que se dio a mediados del 2022, lo que significa que, la dinámica interna no ha sido lo suficientemente efectiva, situación que se ve reflejada de manera contundente al contrastar los Estados de la República con mayores y menores tasas de pobreza laboral, siendo estos últimos, Baja California Sur y Baja California, ambos ubicados en el norte del país, mientras que al otro extremo, esto es, los de mayor pobreza laboral, se encuentran en el sureste mexicano en los Estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, con niveles superiores al 60%. Por cierto, la entidad federativa que mostró mayor reducción en pobreza laboral respecto de los niveles previos a la pandemia, aunque aún por arriba del promedio nacional, es el Estado de Hidalgo.

Finalmente, me parece importante destacar que el análisis de este indicador clarifica dos ideas, primero, que el nivel de bienestar no está únicamente relacionado con los aumentos de salario, si bien en los últimos meses se ha incrementado el salario mínimo de forma significativa por parte del gobierno del hijo predilecto de Macuspana, no basta y muy por el contrario, se puede crear una dinámica en la que cada incremento, genere presiones inflacionarias, disminuyendo de esa forma el poder adquisitivo no solo de la moneda, sino del trabajo de las personas y segundo, el control de la inflación juega un papel muy importante, pero, no se puede dejar esa responsabilidad únicamente en manos de la autoridad monetaria, que en el caso de nuestro país es el Banco de México, debe participar también quien maneja la política fiscal, mientras no existan acciones coordinadas entre ambos, será muy complicado lograr en el objetivo de disminuir la pobreza laboral en nuestro país, por el contrario, se pueden generar incrementos en las brechas de desigualdad.